“No entiendo ni me explico el abandono a la cultura”
La vida no está hecha para aprender cosas, afirma Sergio Hernández. Tampoco para trabajar. Nacido en Huajuapan, Oaxaca, hijo de un ebanista y de una florista, creció rodeado del olor del barniz y la madera, de árboles de aguacates, de limón y de pétalos de todos los colores. Cuando la familia migró a la capital mexicana, el jardín lejos de desaparecer, creció.
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