241 migrantes han muerto en Chiapas en la última década
Migrantes han sido víctimas de ahogamientos, accidentes carreteros y asesinatos en la frontera sur de Chiapas.
Las condiciones en que migran personas provenientes de diversas partes del mundo en la frontera de Chiapas han cobrado 241 vidas, se trata de personas en tránsito que, buscando mejores condiciones de vida, la pierden por accidentes vehículares, violencia, enfermedades y ahogamientos.
De acuerdo con datos del Missing Migrants Project, las personas migrantes de Sudamérica, del Caribe y hasta de regiones remotas como África o Asia, han muerto en una región del país complicada en materia de seguridad, acechados constantemente por autoridades como el Instituto Nacional de Migración (INM), la Guardia Nacional (GN), el Ejército mexicano y por grupos delincuenciales que se dedican al secuestro.
El episodio de violencia más reciente ocurrió en el primer día de funciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dispararon (en lo que alegaron una confusión) contra una camioneta de redilas abordada por una treintena de migrantes, ocho de ellos fueron asesinados a tiros.

La primera masacre de la administración de Sheinbaum, criticada desde la sociedad civil por mantener el proceso de militarización de la seguridad pública con el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena, recuerda a otros episodios de disparos en carreteras contra civiles desarmados por parte de soldados.
Baruch Sangines, geógrafo por la Universidad Autónoma de México (UNAM) y con una maestría en Población y Desarrollo en la FLACSO, es creador del proyecto Datavizero. El analista de datos mapeó el monitoreo de violencia que hace Missing Migrants Project en la ruta Tapachula-Juchitán, en Chiapas, detectando 241 muertes por ahogamientos, accidentes carreteros, hechos de violencia, entre otras causas.
La base de datos, actualizada constantemente por la organización civil recopila información de fuentes oficiales y medios informativos desde el año 2014. En sus registros es posible ahondar en los contextos que generan la violencia, además de las condiciones infrahumanas que afrontan las personas en tránsito.
Balas: del crimen y de las autoridades
Maryuri Azucena Murillo salió de Honduras por la violencia, pero la encontró en México. En julio pasado, la joven de 24 años fue víctima mortal de un ataque en Tapachula, en el que seis migrantes más, fueron heridos de bala, entre ellos su marido Cristian Benítez y su hija de apenas seis años.
Previamente, Maryuri fue víctima de un asalto en la zona donde residía, se topó con la discriminación de las autoridades y que su denuncia ni siquiera fuera tomada en cuenta. Su asesinato fue condenado por organizaciones defensoras de migrantes y la Cancillería de Honduras pidió el esclarecimiento de los hechos.

FOTO: DAMIÁN SÁNCHEZ/CUARTOSCURO.COM
En marzo de 2021, un migrante guatemalteco fue asesinado en Mazapa de Madero después de que la camioneta en la que viajaba como copiloto evadió un retén de la Sedena yendo de reversa, según la versión de la Sedena, uno de los soldados disparó al aire con su fusil G-3 para disuadir a los migrantes, pero un tiró asesinó al migrante.
“El soldado empleó su arma de cargo en contra de la víctima sin que ésta lo haya atacado previamente, poniendo su vida o integridad física en peligro”, concluye la recomendación 05/2022 emitida por la CNDH al Ejército, el mismo que comenzó el sexenio disparando de forma arbitraria.