Jueza libera al hombre que violó a una trabajadora del hogar menor de edad
Una jueza de la CDMX le permitió llevar su proceso en libertad a un hombre, acusado de violar a su trabajadora del hogar, menor de edad. Hace dos años, esta misma jueza le otorgó libertad a un feminicida.
El Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar, A.C. (CACEH) denunció ayer, martes 17 de diciembre, la liberación de un agresor que ejerció violencia sexual contra una menor de edad contratada como trabajadora del hogar.
Aunque los datos personales tanto de la víctima como del agresor se mantienen bajo resguardo para no afectar el proceso judicial, Marcelina Bautista, directora de CACEH, cuenta en entrevista con Fábrica de Periodismo que la menor fue contratada hace más de dos años. El hombre buscaba una trabajadora joven, sin importar que no contara con experiencia. Fue la madre de la víctima quien recomendó a su hija para el trabajo.
De acuerdo a la denuncia, el agresor habría drogado a la menor para después violarla mientras dormía. Al percatarse de lo ocurrido, la menor habló con su madre y consiguió huir. El caso llegó a los oídos de la periodista de MVS, Pamela Cerdeira, quien conocía a la madre de la víctima y ayudó a darle difusión al caso y obligar a las autoridades a actuar. El hombre fue sometido a prisión preventiva desde entonces.
Dos años después, la jueza Norma Elizabeth Marín Ramírez le concedió llevar su proceso en libertad “lo cual representa más violencia para esta adolescente”, se lee en el comunicado emitido por la organización.
“Resulta indignante que, en pleno siglo XXI, persistan situaciones donde menores de edad son expuestas a condiciones laborales inhumanas, explotación y hasta este tipo de abusos, violentando sus derechos fundamentales y el marco legal que, en teoría, debería protegerlas”.
El miedo ante la ley
Marcelina Bautista está preocupada.
Nacida en Nochixtlán, Oaxaca, trabajó desde los 14 años cuidando niños en la Ciudad de México. Hace casi 25 años fundó el CACEH con la intención de impulsar la sindicalización de su gremio, además de aportar herramientas de capacitación y educación; todo mientras promueve cambios en la Ley Federal del Trabajo o en convenios internacionales para resguardar los derechos de las más de dos millones de mujeres que se dedican al trabajo del hogar.

–Acompañar legalmente a las trabajadoras es complicado –cuenta en entrevista–. Muchas veces no denuncian por miedo, no quieren perder su trabajo o meterse en más problemas. También porque saben que la instituciones no hacen nada por ellas. Al contrario: hay muchas compañeras que están en la cárcel sólo porque son sospechosas de un crimen, de un robo o algo parecido, sin una sola prueba. Dos o tres años encerradas sin descubrirles nada. Y muchos casos acumulados de trabajadoras que son despedidas, luego de 10 o 20 años de trabajo, sin una liquidación de por medio. Sólo llaman a la policía para que las saquen de la casa.
El caso de la adolescente que fue drogada y violentada sexualmente por su patrón es sólo uno de los muchos casos de impunidad que se acumulan. Al menos en la Ciudad de México, cuenta Bautista, se ha eliminado casi por completo la costumbre de emplear niñas de nueve, diez, once años, muchas de ellas de origen indígena, para someterlas a la explotación doméstica sin ningún derecho de por medio con el pretexto de “hacerlas parte de la familia”. Sin embargo, este esquema todavía es frecuente con adolescentes mayores de 15 años.

–El acompañamiento a las mujeres de nuestro gremio es difícil. Un ejemplo: acompañamos el caso de Catalina Acosta, mujer indígena que trabajó durante 60 años en una casa en donde vivía encerrada. Hoy tiene 84 años. Hace un tiempo la acompañamos a las salas de Conciliación y Arbitraje. Exigíamos su liquidación, después de tantas décadas. Pero los conciliadores sólo dejaron entrar a su empleadora y a ella. No se pudo hacer nada porque, muchas veces, termina sometiéndolas el miedo a su propio empleador. Ahora la empleadora ya murió. Catalina está perdiendo la memoria.
Una jueza reincidente
En 2022, la jueza de Control del Sistema Procesal Penal Acusatorio de la Ciudad de México, Norma Elizabeth Marín Ramírez, absolvió a Vicente ‘N’, acusado del feminicidio de Lucía Delgado Hernández, asesinada en marzo de 2021 en la colonia Condesa. El acusado tenía todas las pruebas en contra y una investigación científica integrada por la Fiscalía capitalina que lo señalaba como culpable. Organizaciones como el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF) exigieron la destitución de la jueza, pero no ocurrió.
Casi tres años después, el nombre de esta jueza aparece de nuevo ahora en el comunicado emitido por el CACEH, en donde se le señala como la responsable de otorgarle una salida a un hombre acusado de violar a una menor de edad a quien contrató para labores domésticas:
“La violencia sexual contra la niña trabajadora del hogar no solo constituye un crimen individual, sino una clara expresión de violencia estructural y de la falta de protección por parte del Estado y la sociedad, especialmente de Norma Elizabeth Marín Ramírez que decidió esa forma para enjuiciar”.
De acuerdo con Marcelina Bautista, también trabajadora del hogar y fundadora CACEH, uno de los principales problemas en torno a las regulaciones que se han logrado en torno al trabajo doméstico es la ignorancia de los funcionarios que deberían velar por los derechos de las empleadas.
–Muchos de ellos ni siquiera están enterados de los convenios, de los cambios en la Ley Federal de Trabajo, ni hablar de perspectiva de género. Lo mismo ocurre en los juzgados y en otras instituciones. Ahora estamos buscando la manera de reunirnos con esta jueza porque, siendo mujer y con sus antecedentes, nos parece muy grave que otorgue ese beneficio a un agresor.