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“La crónica, vehículo para contar la relación entre humanos y animales”
El escritor y periodista Emiliano Ruiz Parra

Emiliano Ruiz Parra, periodista y escritor

“La crónica, vehículo para contar la relación entre humanos y animales”

La colección de textos editados por la periodista argentina Leila Guerriero gira en torno a la relación entre humanos y animales y retrata “cambios culturales” como que los animales quizás pronto adquieran “un estatus tanto moral como jurídico más similar a los seres humanos”, considera Emiliano Ruiz Parra, uno de los cinco coautores latinoamericanos del libro.

Desde la crónica, él retrata la desigualdad social y se asoma “a un sector social con mucho poder económico”, cuyas mascotas van al spa y tienen a su servicio guardaespaldas, cocineros, peluqueros famosos.


El libro digital El corazón de la bestia. Historias de animales y humanos es una fotografía de cómo ha cambiado en las últimas décadas la compleja relación entre humanos y animales. Cinco crónicas de destacados periodistas de América Latina: Santiago Rosero (Ecuador), Soledad Gago (Uruguay), Lina Vargas Fonseca (Colombia), Sabine Drysdale (Chile) y Emiliano Ruiz Parra (México), editadas por la escritora y periodista argentina Leila Guerriero para Bookmate Originals, llevan a conocer parte de esa transformación que podría, en poco tiempo, poner a las mascotas en un estatus legal similar al de las personas.

Con una serie de textos cortos que dan forma a “Los animales me explican cosas”, una de las crónicas que contiene El corazón de la bestia, el periodista mexicano describe la privilegiada vida de algunos caninos y, al mismo tiempo, cuenta la de sus dueños.

Tras cinco libros publicados, el más reciente Golondrinas, un barrio marginal del tamaño del mundo (2022), esta es la segunda colaboración de Emiliano Ruiz Parra en un proyecto editorial coordinado por Guerriero y prologado por su colega argentino Martín Caparrós.

En entrevista, Ruiz Parra explica a El Sur la relevancia de esta obra: “Mi tarea acordada con Leila Guerriero fue encontrar las historias que nos pudieran hablar de cómo hay algunos animales de compañía, no solamente perros, que viven muy bien, y sirve para retratar la desigualdad de la Ciudad de México y del país en general. Desde la crónica y los animales de compañía me asomo a un sector social con mucho poder económico”.

Eso le permitió contar las historias de mascotas que tienen guardaespaldas y cocineros. Que disfrutan de spas y cuyos cabellos cortan los mismos peluqueros de las estrellas de televisión. Que tienen etólogos –especialistas en conducta animal– que se comunican con ellos por 90 dólares por sesión.

“Ya no es tan extravagante, pero también hablo de esas mascotas a las que les celebran sus cumpleaños con pasteles. Que tienen personal a su servicio. Que les diseñan mobiliario de maderas finas y les compran la mejor comida del supermercado, la mejor fruta”, añade.

“Hablo de los hoteles boutique para perros en Cuernavaca, en donde pueden pasar unas vacaciones o tener entrenamientos con etólogos que estaban ahí 24 horas atendiéndolos, peinándolos, entrenándolos, educándolos”.

Pero Emiliano Ruiz Parra no se quedó en la exuberante vida de esas mascotas y aprovechó la oportunidad para ofrecer, además, un acercamiento a los humanos que acompañan. “Mi crónica es una colección de varias historias. Por ejemplo, de un cerdito, un mini pig, de nombre Napo, que tiene una vida muy privilegiada. Contando la historia del cerdito, se puede hablar del ascenso y caída de sus dueños”.

Los santos cronistas de nuestros días

Ruiz Parra se refiere, durante la conversación vía telefónica, al trabajo de sus compañeros coautores del libro, que aún no tiene versión impresa. La crónica “Perros de la calle”, de la periodista chilena Sabine Drysdale, narra cómo el asesinato de un un perro criollo ocasiona un movimiento social en favor de los caninos que tiene, a su vez, toda clase de consecuencias.

En opinión de Emiliano, “francamente es el mejor texto” de El corazón de la bestia. “La crónica de Sabine y la mía generan un cierto equilibrio dentro de la colección porque ella escribe, digamos, de los perros de abajo y yo de los perros fifís”.

“Nace una estrella”, del ecuatoriano Santiago Rosero, sigue la vida de la mona Estrellita, a la que criaron como una niña: “La adopta una mujer que no tiene hijos y se convierte en la madre soltera de Estrellita. La enseña a vestirse, a comer en la mesa con cubiertos, a saludar de beso a las mujeres y de mano a los hombres, a cotorrear con los vecinos de la tienda, de la calle. Es su hija. “Hasta que un día llega el gobierno y se la lleva. Eso desata un litigio que llega hasta la Suprema Corte”.

El texto de Soledad Gago, “Por el camino de los caballos”, trata sobre una fiesta nacional uruguaya donde se monta a caballos salvajes durante ocho segundos. “Son todas las contradicciones que genera algo así –continúa Emiliano–, porque es una fiesta protegida por la ley, pero es, al mismo tiempo, una tortura al animal”.

La aportación de Lina Vargas, “Las alas del deseo”, es acerca de las mariposas: “Es la única sobre insectos (en el libro). Te permite asomarte al mundo de los coleccionistas, de los estudiosos de las mariposas, porque Colombia es el país que tiene 20 por ciento de las especies de mariposas. Es el país que tiene más mariposas en el mundo”.

El prólogo de Caparrós “también es maravilloso –sigue Ruiz Parra– porque es la perspectiva de él mismo y su convivencia con una gatita bengalí. La gran inteligencia y cultura de Caparrós le permite hacer un montón de reflexiones, de deducciones en torno a lo que son los animales”.

En cuanto a Leila, remarca Emiliano, da la pauta para explorar la relación de los humanos con los animales y cómo ha cambiado en los últimos 30 años: “Ella prevé que puede seguir cambiando. Cómo los animales, sobre todo los de compañía, es muy probable que adquieran cada vez un estatus tanto moral como jurídico más similar a nosotros, al de los seres humanos.

“Es un placer trabajar con ella porque es una editora muy atenta, cuidadosa, está muy pendiente de los detalles. Desde el planteamiento de la historia. En el reporteo te va acompañando. La escritura, el rigor de la investigación, el uso del lenguaje, la estructuración narrativa para darle un mayor brillo en términos de forma, amenidad y legibilidad.

“Los cinco afortunados que estamos en el libro, estamos con Santa Leila de Guadalupe y San Martín Caparrós, que son los dos santos de la crónica de nuestros días”, dice en serio con humor.

La crónica sobrevive en libros más que en medios

–El libro habla también de cómo estos animales reflejan comportamientos humanos.
–Nadie entrevistó a un animal –responde entre risas– para hacer estas crónicas pero, en buena medida, es una fotografía de la sociedad en este momento, a través de la relación con los animales. Me parece una lección muy importante de Leila Guerriero de cómo yo siento que ella ve la crónica: una herramienta epistémica, es decir, de conocimiento de la sociedad humana en el sentido de que ella cree que la crónica es un vehículo para conocer una sociedad. Esto se me hace muy bonito. Siento que hay una convicción, una militancia. Ella ha dirigido muchas antologías. Siempre lo hace promoviendo a escritores más jóvenes que ella. No invita a sus amigos. También lo hace para reproducir la crónica, para que siga teniendo un lugar, que siga viviendo y para lanzar a más gente.

–Hoy, en los medios, la crónica tiene muy poco espacio. Se apuesta por lo digerible y visual.
–Es dolorosamente cierto. Estamos los medios muy metidos en la lógica del clickbait, del videíto y, en ese sentido, la crónica ha perdido. La crónica requiere tiempo y el tiempo cuesta dinero. Un reportero podría hacer seis notas de clickbait en una jornada, la misma que necesita para ir a un lugar y hacer un pedacito de la crónica. En esta lógica neoliberal de maximizar beneficios y minimizar costos, la crónica resulta un lujo demasiado caro para la mayoría de los medios y es un género que se está refugiando en los libros, desafortunadamente. Por lo menos ahí, que haya este impulso de gente como Leila que tiene esta generosidad de creer en la crónica y de impulsarla.

La crónica es nuestra arma contra el olvido

–Como cronista mi trabajo es la memoria –dice el escritor y periodista Juan Pablo Meneses–. El problema de nuestros países, México, Chile, todos los que crecimos en dictadura, es que sucedieron hechos que ya no vamos a poder reconstruir a detalle. Muchos periodistas hoy confían demasiado en los documentos: documentos oficiales del Ejército, de las agencias de inteligencia. Piensan que encontrar un documento es dar con la verdad. No reparan en que esos archivos militares fueron confeccionados para ocultar la verdad en su momento, que mucho de lo relatado ahí es cuento también.

–¿Cuál es la relevancia de meterse a estos temas cuando muchos optan por seguir hablando de la violencia?
–Nuestros países de América Latina, y ahí tristemente México destaca, están atravesando un montón de graves crisis. En México: una crisis de desaparecidos, de violencia, una crisis de pobreza, de la que se habla menos. Que hay personas que están completamente bajo control de grupos armados. Eso no se puede dejar de contar. Por eso me parece muy interesante el giro que le da Leila. Esta herramienta que es la crónica nos puede y nos debe servir para entender esos y otros temas que son también muy necesarios.

Importante en su desarrollo como periodista, Ruiz Parra se detiene en la relevancia actual de este género periodístico. “Para la crónica no hay temas menores: hay temas urgentes y otros que implican que un reportero pueda desviar momentáneamente su mirada de la urgencia. Tenemos que atender desde la crónica lo urgente y lo importante. Y lo importante son aquellos temas que nos expresen cómo funciona una sociedad que no deja de ser desigual; que no deja de tener grandes rezagos educativos, nutricionales. Eso es lo que nos está llamando la atención de una colección como esta”.

Cuidarlos, “porque también ahí va nuestra vida”

Escribir su crónica, comparte Emiliano Ruiz Parra, lo sensibilizó respecto a su relación con los animales. “Yo siempre he sido un fan de los gatos. Y ahora me acerqué más a los perros. Al principio del texto yo digo que soy alérgico a los perros. En términos más de neurosis. Me sensibilizó estar en compañía de ellos.

“Muchas de las cosas que están ocurriendo sobre nuestra convivencia y trato con los animales son, en general, positivas. Que se prohíban las corridas de toros con violencia en Ciudad de México, es el resultado de una reflexión de amplias capas de la sociedad. Cuando yo era niño veía esto con normalidad y vamos cambiando. Los jóvenes nos van diciendo que ya no es tolerable”.

–Son cambios sociales.
–Me parece que camina en una dirección correcta, porque qué necesidad tenemos de divertirnos y de sentir placer viendo la tortura de un ser que está asustado, al que no se le ha preguntado si quiere estar ahí. Es retorcido pensar que necesitamos ver que una especie sea lastimada. En ese sentido, el prólogo de Leila Guerriero habla de eso: de tratar de capturar ese cambio cultural. Desde mis propias ideas políticas, me encantaría que la distribución de la riqueza pudiera ser muy pareja y también pudiéramos garantizar que no hubiera personas que le estén pasando mal por cuestiones económicas. A mí los lujos no me molestan. Me molestan los privilegios. Cuando los lujos se concentran en pocas manos, eso sí me parece que es injusto, que hay que combatirlo.

Abunda el escritor: “Mi perspectiva hacia los animales no humanos es que no solamente hay que respetar su dignidad, sus sentimientos, sus emociones, sino que los tenemos que cuidar porque también ahí va nuestra vida. Estamos terminando con los insectos. Cuando era niño crecí viendo catarinas en prácticamente cualquier jardinera en la ciudad y ahora las catarinas están sólo en las caricaturas.

“No soy vegano. Sigo consumiendo animales. Trato de reducir mi consumo. Soy consciente de que la cría de ganado es lo que más provoca calentamiento global. También es importante que nos paremos críticamente frente a nuestro consumo. Que no solamente aboguemos por los derechos de nuestros animales de compañía, sino que podamos mirar por el resto de las especies”.

Si quieres leer El corazón de la bestia en Bookmate, entra a https://bookmate.com/original/elcorazondelabestia y activa el código gratuito: corazonbestia

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Por Guillermo Rivera | El Sur

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