Dos atentados sacuden Colombia, suman 18 muertos
Los atentados en Cali y Antioquia, en Colombia, han dejado además decenas de heridos. El gobierno los atribuye a disidencias de las FARC dedicadas al narcotráfico.
Dos atentados en las ciudades de Cali y Antioquia, en Colombia, han dejado hasta el momento 18 muertos y han puesto en alerta máxima al gobierno encabezado por el izquierdista Gustavo Petro, pues no se registraban ataques de este tipo desde el año 2019.
Ocurrió la tarde del 21 de agosto, un camión con explosivos estalló frente a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, de la ciudad de Cali. Horas antes, un helicóptero UH-60 de la Policía Nacional de Colombia fue derribado con drones mientras se encontraba en labores de erradicación de drogas en Amalfi, comunidad de Antioquia.

El presidente Petro atribuyó el ataque a las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En sus primeras impresiones, el mandatario afirmó que detrás del derribo estaba el Frente 36 del Estado Mayor Central (EMC), organización que persistió a la desmovilización de las FARC tras los acuerdos con el gobierno de 2016.
Mientras que el general Pedro Sánchez (ministro de Defensa) atribuyó el ataque con camión bomba a Nestor Gregorio Vera “Iván Mordisco”, máximo líder de las disidencias y narcotraficante.
“Este cobarde ataque contra los civiles es una reacción desesperada por la pérdida del control del narcotráfico en el Valle del Cauca, Cauca y Nariño, donde la Fuerza Pública ha neutralizado gran parte de esta amenaza y avanza en la recuperación irreversible del territorio para la legalidad”, indicó el ministro de Defensa en la plataforma X.

“Lo que hay es una masacre. El golpe a la población de Cali es brutal, de terror”, dijo Petro al término del Consejo de Seguridad en la ciudad de Cali, donde le señaló a la prensa el carácter terrorista de las disidencias, a las que prefirió llamar bandas de narcotráfico con respaldo internacional de mafias mexicanas, albanesas e italianas.
Esta mañana, Colombia amaneció con mayor despliegue militar y una recompensa millonaria por información sobre los responsables, con un clima político enardecido tras ofensivas militares contra el narcotráfico durante el mes, con la reciente condena al expresidente Álvaro Uribe Vélez y el magnicidio del senador Miguel Uribe Turbay (sin parentesco con el exmandatario).
Pese a que el gobierno descartó decretar el estado de conmoción, el fantasma del terrorismo, común en los años de dominio de Pablo Escobar, acecha nuevamente en el imaginario colectivo de los colombianos.




