El ‘Guernica’ de Picasso renueva su grito contra la guerra con el conflicto de Gaza
El Museo Reina Sofía avala y promoverá el uso de la icónica obra como símbolo de protesta en su nueva programación, un rol que ha cumplido desde Vietnam hasta Ucrania.
Con un genocidio transmitiéndose en vivo desde la Franja de Gaza, el Guernica de Pablo Picasso, el emblemático mural contra la barbarie fascista pintado en 1937, tiene motivos para seguir vigente. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, su casa desde 1992, convertirá la obra en un símbolo central de su próxima temporada para reflexionar sobre el genocidio y la limpieza étnica en la franja de Gaza, confirmó su director, Manuel Segade.
Esta decisión institucional consolida un fenómeno orgánico: la apropiación constante del cuadro por la sociedad civil como emblema de protesta en conflictos modernos. “El Guernica salió a la calle con la guerra de Vietnam, con la del Golfo, con la de Ucrania y ahora con la guerra en Palestina”, afirmó Segade durante la presentación de la programación 2025-2026. “Su uso como una pieza pública que significa libertad y no guerra hace que siga teniendo una vida imparable”.

La prueba más reciente de esta vitalidad, citada por el director, es un meme que circula ampliamente en internet. En él, una de las mujeres de la obra, con los brazos alzados en un grito de dolor, aparece sobreimpuesta en la bandera de Gaza, pedaleando en una bicicleta. “Ayer mismo recibía este meme”, dijo Segade. “Es una de las fundamentales razones por las que el arte contemporáneo sigue siendo presente continuo”.
Este nuevo propósito se enmarcará en un ciclo expositivo titulado La historia no se repite, pero rima. El programa, que comenzará en marzo, pondrá al Guernica en diálogo con obras de otras geografías y épocas que también respondieron a tragedias humanas. La primera de estas interlocutoras será African Guernica (1967), un dibujo a carboncillo del artista sudafricano Dumile Feni creado durante el apartheid para denunciar la legislación racista y la brutalidad policial contra la población negra.
Arte y activismo: ayer Guernica, hoy Gaza
La iniciativa del Reina Sofía sanciona una larga historia de activismo. El poder simbólico del cuadro lo ha hecho blanco y herramienta de protesta durante décadas. En 1974, el artista Tony Shafrazi roció con pintura roja el lienzo —entonces en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York— con las palabras “KILL LIES ALL” para protestar por la liberación del teniente William Calley, implicado en la masacre de My Lai en Vietnam.
Recientemente, el museo madrileño ha sido escenario de varias acciones. Entre el 27 y el 29 de junio de 2022, activistas de Extinction Rebellion y Fridays For Future simularon estar muertos frente a la obra para denunciar la invasión de Ucrania y la cumbre de la OTAN en Madrid, con pancartas que decían: “La guerra es la muerte del arte”. En febrero de 2024, grupos pro Palestina desplegaron banderas ante el Guernica demandando el fin de la violencia en Gaza.
La historia del Guernica está inextricablemente ligada a la guerra. Picasso lo pintó con 56 años, durante su exilio en París, como respuesta al bombardeo de la localidad vasca de Gernika el 26 de abril de 1937. Un comando de bombarderos nazis, a petición del general Francisco Franco, arrasó la ciudad durante cuatro horas en un ataque que se considera un ensayo de la Segunda Guerra Mundial.
El mural, de 8 metros de largo por 3.5 de ancho, fue adquirido por el Estado español en 1937. Sin embargo, Picasso decidió que permaneciera bajo la custodia del MoMA neoyorquino hasta que finalizara la guerra mundial y, posteriormente, hasta que se restauraran las libertades democráticas en España. Finalmente, regresó al país en 1981.

Ahora, el Reina Sofía pretende profundizar en su legado no como una reliquia estática, sino como un espejo vivo. “El arte no es una cosa estática, es algo que está en nuestra vida”, afirmó su director. El ciclo explorará cómo el “mensaje implícito” de “no a la guerra” del lienzo de Picasso resonó en artistas como Feni y cómo su lenguaje poético y político trasciende el tiempo y la geografía.
Con Gaza como nuevo y trágico reflejo, el grito silencioso del caballo, el toro y las mujeres rotas de dolor plasmadas por Picasso en el Guernica hoy vuelve a encontrar su eco.