Matan a líder limonero de Michoacán que había denunciado extorsión
El Ejército detiene al presunto asesino
La presidenta Claudia Sheinbaum promete justicia para el defensor de los citricultores, asesinado a tiros en su vehículo. El detenido, alias “El Pantano”, está vinculado a grupos delictivos que extorsionan a los productores de la región.
Rigoberto ‘N’, alias El Plátano, fue detenido por fuerzas federales como presunto autor intelectual del asesinato del líder limonero Bernardo Bravo Manríquez. El crimen conmocionó al sector agrícola de Michoacán, principal productor de limón de México.
Esta mañana, la presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció sobre el caso. “Tiene que haber justicia”, aseguró y prometió una investigación a fondo del homicidio.
Bernardo Bravo, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, fue hallado sin vida dentro de su vehículo en la carretera Apatzingán-Presa del Rosario, en la localidad de La Tinaja. Su cuerpo presentaba huellas de tortura y un disparo en la cabeza. El hallazgo se reportó en las primeras horas del lunes.

El fiscal de Michoacán, Carlos Torres Piña, detalló en una entrevista que las investigaciones sugieren que Bravo pudo haber acudido a una cita con un presunto líder criminal en la comunidad de Cenobio Moreno la tarde del domingo, poco antes de ser asesinado.
Bernardo Bravo, la lucha de un líder limonero
Bernardo Bravo era reconocido como un defensor incansable de los productores de limón. Desde su cargo, que asumió en octubre de 2024, se convirtió en la voz principal para denunciar las extorsiones que sufren los agricultores por parte del crimen organizado.

Los grupos delictivos imponen un cobro de “piso” que puede variar entre uno y dos pesos por cada kilo de limón cosechado. Bravo lideraba las protestas contra este impuesto ilegal y contra los bajos precios que reciben los productores.
El pasado 12 de octubre, encabezó una manifestación en la que los limoneros arrojaron más de dos toneladas de limón a las calles de Apatzingán y Morelia. “Si lo quieren regalado, pues ahí está”, fue la consigna de la protesta, ante un precio que había caído por debajo de los siete pesos por kilo.
En sus últimos mensajes públicos, el líder limonero Bernardo Bravo exigió a las autoridades acciones concretas. “Los productores de limón mexicano vivimos una crisis profunda que no se resuelve con discursos ni con gestos de solidaridad simbólica”, sostuvo el jueves pasado.
Entre sus demandas figuraban la creación de una ley antiextorsión y la limitación del corte de limón a tres días por semana para equilibrar la oferta y recuperar los costos de producción.
La confusión de alias y los vínculos criminales
La detención de Rigoberto López Mendoza, El Plátano, puso sobre la mesa la compleja red delictiva que opera en la región de Tierra Caliente, en Michoacán.
Inicialmente, algunos medios reportaron su alias como “El Pantano”. Sin embargo, el fiscal Carlos Torres Piña aclaró que “El Pantano” es en realidad su hermano, Ignacio López Mendoza. Rigoberto, el detenido, es conocido como “El Plátano”.
Según informes del Ejército mexicano filtrados por el Colectivo Guacamaya, El Plátano fue integrante de “Los Viagra” e incluso lleó a ser señalado como uno de sus jefes de sicarios, junto con sus dos hermanos.

El presunto responsable del asesinato de Bravo es hoy identificado como jefe operativo de “Los Blancos de Troya”, una célula aliada de “Los Viagras” y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo que, según reportes, controla la zona donde fue encontrado el cuerpo del líder limonero.
Un dato que llamó la atención de las autoridades fue que, al momento de su detención, El Plátano portaba una credencial de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, la misma organización que presidía Bernardo Bravo.
Un problema regional: el luto recurrente
El asesinato de Bernardo Bravo no es un hecho aislado. Es el tercer productor limonero asesinado en menos de un año tras denunciar las extorsiones. La Confederación Nacional de Propietarios Rurales señaló que su ejecución fue una “consecuencia directa de un sistema que margina al productor y castiga a quien se atreve a reclamar dignidad”.
Michoacán aporta el 31% de la producción nacional de limón. La violencia en la región no sólo afecta a los líderes. El mes pasado, un jornalero y cortador de limón de 15 años, Jesús Macario Jiménez, murió por un artefacto explosivo en los límites entre Michoacán y Jalisco.

El gobierno municipal de Apatzingán y el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, condenaron el asesinato de Bravo y se solidarizaron con su familia. Sin embargo, para muchos productores, estas declaraciones contrastan con su experiencia diaria.
En agosto pasado, en entrevista con Azucena Uresti, un agricultor de la región, que pidió mantener su nombre en el anonimato por miedo a represalias, acusó al gobernador Ramírez Bedolla de estar vinculado con la delincuencia. “Cuentan que él es el jefe de ellos, por eso es que él no quiere atender el asunto”, declaró entonces.
Mientras la Fiscalía de Michoacán continúa con la investigación y se indaga el papel de los escoltas estatales asignados a Bravo, los productores de limón se quedan sin su principal portavoz.