¿Bolillo para el susto? Esto dice la ciencia
Porque tras cualquier susto, la recomendación popular es consumir un bolillo. La sugerencia no es descabellada.
¿Bolillo para el susto? Esta recomendación forma parte de la sabiduría popular, pero también cuenta con fundamentos científicos.
El susto es la reacción de nuestro cuerpo ante un sobresalto súbito, como al escuchar un ruido amenazante o sufrir una agresión. A nivel cerebral, se estimula la hipófisis y, acto seguido, la glándula suprarrenal libera dos hormonas: noradrenalina y adrenalina, responsables de que el corazón y la respiración se agiten.
Este proceso ocurre rápidamente para que el individuo adopte una “reacción de lucha o huida”, la cual nos pone “en modo supervivencia” y nos permite realizar acciones adecuadas y asertivas para protegernos ante el peligro, como correr, resguardarnos o saltar.
Sin embargo, una vez pasados estos eventos estresantes, el cuerpo experimenta secuelas. Por ello, cada vez es más frecuente ver en redes sociales videos de voluntarios repartiendo bolillos a personas que acaban de atravesar momentos de susto o pánico.
“Por su cantidad de carbohidratos, este alimento inhibe la secreción de ácidos y nos ayuda a reponernos de un susto. Además, por ser masudo y tener la corteza dura, nos obliga a masticar, lo cual nos distrae y aminora nuestros miedos”, explica Nayeli Xochiquetzal Ortiz Olvera, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Aunque se dice que el bolillo ayuda en casos de espanto por “absorber la bilis”, el profesor Eduardo Calixto González, de la Facultad de Psicología de la UNAM, afirma que cualquier alimento que llega al estómago cambia el pH y modifica la acidez gástrica.
“El pan funciona, pero también la fruta, la fibra o algunos lácteos como yogur. El asunto es que también la flora bacteriana influye. En conclusión, dime qué gastritis tienes y te diré cuánto fumas, cuántos problemas enfrentas, cuánto picante comes, cuántos refrescos tomas. No es el estrés, sino la suma de todos los factores”.
¿Cuántos bolillos comer tras el susto?
La recomendación de la académica es que, tras un sobresalto, solo se ingieran tres bocados de pan sin excederse, pues cada pieza tiene 180 kilocalorías, equivalentes al 10% de las calorías requeridas por un individuo sano.
“Lo bueno es que, por ser un producto tan económico, en casi todas las casas hay uno, y por eso nuestras abuelas o madres siempre tendrán alguna pieza a mano para calmarnos, si es que se necesita”, dice.
¿Un susto puede volvernos diabéticos?
La profesora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM considera importante desmentir el mito de que un susto puede volvernos diabéticos.
“Es mentira. Si alguien descubre que la padece tras haber vivido momentos de estrés, es porque desde antes ya tenía un antecedente. Por ello, tras un sobresalto, los diabéticos pueden comer un pedazo de bolillo sin problema alguno, pues eso les ayuda a estabilizar el azúcar y a no marearse”, detalla.