Por primera vez, CIDH revisa testimonios de desplazados climáticos en América Latina, incluyendo los de Tabasco
La erosión costera y el aumento del nivel del mar han desplazado ya a miles de comunidades en Tabasco.
En una audiencia inédita, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) escuchó los testimonios de desplazados climáticos en América Latina. Se trata de personas que tuvieron que dejar su hogar de manera forzada como consecuencia del cambio climático en cuatro países de la región.
Lupita Mayoral, miembro de la comunidad de El Bosque, en Tabasco, insistió en que su pueblo es más que un pedazo de tierra. Es el lugar donde se desprenden la mayoría de sus recuerdos, su historia y su identidad. Así lo expuso frente a los comisionados de la CIDH y rememoró la paulatina desaparición de El Bosque por el aumento del nivel del mar desde 2019:
“Es importante que se impulsen protocolos –dijo–. Es importante que nos brinden asistencia humanitaria que hasta el día de hoy no hemos recibido. Y también es importante que todos los países se unan, que Latinoamérica se una para poder hacer algo frente al cambio climático”.
La audiencia fue promovida por más de 30 organizaciones de América Latina y Estados Unidos que trabajan en torno al vínculo entre movilidad humana y cambio climático. Señalaron que “hablar de desplazados climáticos en nuestra región también pasa por reconocer las causas subyacentes de un modelo extractivo que despoja y destruye los territorios, muchos de ellos constituidos en zonas de sacrificio racial”.
Propusieron a la Corte hacer recomendaciones a los Estados para:
- Hacer una interpretación favorable de los estándares interamericanos y otras normas del derecho internacional para beneficiar a las personas que emigran por razones climáticas, cuyo contexto de contención les imposibilita acceder a protección internacional.
- Elaborar políticas integrales, coordinadas entre distintos sectores, que reconozcan que la movilidad está asociada a más de un factor, y por lo tanto, los estándares deben ser los más protectores posibles.
- Ir más allá de las políticas de atención temporal y crear medidas de protección integral en los que se incluyan los saberes, formas de vida y necesidades concretas de las personas afectadas por la crisis climática tanto para quienes resisten en sus territorios como para las personas ya desplazadas.
- Retomar los avances respecto a la construcción de asilo de calidad, fronteras solidarias y la lucha contra la “apatridia” -la condición de no pertenecer a ningún país, por ser desplazado-, en el marco de la revisión de los 40 años de la Declaración de Cartagena.
Además, las organizaciones solicitaron a la CIDH la formación de un grupo de trabajo para garantizar los derechos de las poblaciones afectadas, en colaboración con ellas. Y por último, propusieron hacer reuniones en conjunto para ejecutar los derechos humanos asociados al desplazamiento forzado y el cambio climático.
Otros desplazados climáticos en América Latina
Higinio Alberto Ramírez, de Marcovia, Honduras, fue uno de los 27 sobrevivientes de la estancia migratoria en Ciudad Juárez el 27 de marzo del año pasado. Salió de su país debido a la emergencia climática, pues perdió su trabajo en un vivero de camarones que quedó destruido por el aumento del nivel del mar. Su papá, quien lleva el mismo nombre, a través de un video presentado en la audiencia dijo que “no es fácil vivir en Honduras, en estos lugares, cuando se ha tenido tantos problemas con el mar y todo lo que ha pasado. En el caso de nosotros aquí el gobierno no ha hecho nada”.
Por otro lado, Clarena Fonseca, líder wayúu y vocera de 180 comunidades de la costa caribe colombiana, mencionó por medio de otro video que la erosión costera afectó sus fuentes de trabajo como comunidades pesqueras. En Colombia el mar también se ha llevado casas, panteones, lanchas. Hay personas que han estado en riesgo de perder la vida debido a la crecida del mar.
“Nuestros ritos, nuestras leyendas, nuestra lengua, nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestras medicinas ancestrales se están desapareciendo –enfatizó Clarena–, toda esta esperanza de nuestra cultura se está yendo en el mar. No esperen semanas, no esperen meses, esto es inmediato porque ya el trabajo está todo hecho, solamente es de voluntad y de hacerlo”.
A través de las organizaciones Black Alliance for Just Immigration (BAJI) y Hemispheric Network for Haitian Migrants’ Rights (Rezo Emisferik pou Dwa Migran Ayisyen), comunidades haitianas también presentaron sus testimonios sobre el desplazamiento que han vivido, sobre todo después de los terremotos y huracanes que golpearon su país durante los últimos cinco años. Por esta razón, miles de haitianos se han convertido en desplazados climáticos al quedarse sin hogar y alimento.