Hackeo atribuido a Israel detona miles de ‘beepers’ en Líbano
Miles de aparatos estallaron al mismo tiempo en Líbano, una muestra más de los alcances de la guerra electrónica de Israel en Medio Oriente.
Un flamazo en el bolsillo y mucha sangre: esa ha sido la escena replicada miles de veces de forma simultánea en Líbano en lo que, hasta el momento, se sospecha es un ataque cibernético por parte del Ejército de Israel contra miembros del grupo Hezbolá, en un conflicto que ha dejado decenas de miles de víctimas mortales en el último año.
Señalada como “la mayor brecha de seguridad”, citando a un miembro del grupo Hezbolá, la agencia Reuters ha dado cuenta de las explosiones que durante una hora han ocurrido en Líbano. El Ministerio de Salud ha reportado al menos ocho muertes y miles de personas heridas.
Entre las víctimas se encuentran una niña de diez años, asesinada por una de las explosiones y el embajador de Irán en Líbano, Mojtaba Amani, quien no murió pero presentó heridas superficiales.
El arma para atacar a integrantes de Hezbolá en Líbano han sido sus propias ‘buscapersonas’: dispositivos de mensajería también llamados beepers. Estos aparatos fueron populares en la década de los noventa pero, en últimos tiempos, han sido empleados por miembros del grupo musulmán para la robustecer sus comunicaciones y eludir el espionaje en teléfonos inteligentes por parte de Israel.
De acuerdo a la versión de los milicianos de Hezbolá, los beepers, también llamados pagers, mensáfonos o localizadores, habrían sido intervenidos por la inteligencia israelí, sobrecalentados y hechos explotar. Hasta en momento y pese al señalamiento directo por parte de Hezbolá, Israel no ha confirmado ni desmentido su implicación en lo sucedido en Líbano.
Las imágenes captadas por cámaras se seguridad que han circulado en redes sociales muestran los flamazos de las explosiones en lugares públicos y el caos generado afuera de los hospitales.
De acuerdo con la Cruz Roja de Líbano, los servicios de salud se encuentran en “alerta máxima”, mientras que decenas de ambulancias y cientos de voluntarios atienden a las personas heridas, víctimas de sus propios dispositivos localizadores de bolsillo.