La primera masacre del sexenio: CNDH emite recomendación a la Sedena por asesinar migrantes
Los soldados mintieron: afirmaron ser amenazados con armas de fuego, sin embargo, la CNDH evidenció que los ocupantes del vehículo no iban armados.
“Sentía los movimientos irregulares del camión al avanzar y de la nada escuchó varias detonaciones, como una ráfaga que no duró mucho tiempo. Sintió que una persona que venía a su lado se recargó en su hombro y sintió cómo su sangre recorría su brazo, los militares los detuvieron y les pidieron que no se movieran”, así narró la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) el testimonio de un hombre cubano, sobreviviente de la masacre de migrantes ocurrida el 1 de octubre de 2024 en Chiapas.
Esa noche, la primera de Claudia Sheinbaum como presidenta de México y comandanta suprema de las Fuerzas Armadas, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dispararon contra una camioneta en la que viajaba una treintena de migrantes rumbo a la Ciudad de México.

Las balas de fusil FX-05 Xiuhcoatl asesinaron a seis personas de Egipto, Pakistán, Nepal, India, Cuba y Perú (entre ellos un menor de edad), además lesionaron a otros 19 migrantes. Esa fue la primera masacre en el sexenio del gobierno Sheinbaum, cuestionado desde el día uno por el papel protagónico de las Fuerzas Armadas en la vida pública.
Este fin de semana, la CNDH publicó la recomendación por violaciones graves a los derechos humanos (RecVG) 175/2025, un documento dirigido al general secretario Ricardo Trevilla Trejo (titular de la Sedena) por el ataque contra migrantes ocurrido ese día en la carretera Villa Comaltitlán-Huixtla.
El documento de más de 70 páginas acreditó mediante pruebas contenidas en dos carpetas de investigación, entrevistas y otros indicios, que aunque los militares (adscritos al 61 Batallón de Infantería) afirmaron haber sido amenazados con un arma y haber escuchado disparos, los ocupantes no se encontraban armados.
“No se requería el uso de armas de fuego, no hubo acciones de violencia y resistencia de alta peligrosidad”, señala el documento.
Aunque la CNDH buscó a la mayoría de testigos de la masacre, a varios se les perdió la pista (debido a que continuaron con su trayecto migratorio al resultar ilesos), incluso hubo un caso de un hombre egipcio que se negó a dar testimonio: su esposa e hija murieron en la masacre, él resultó herido y su hijo menor cuenta con lesiones graves.
Sin embargo, con otros testimonios, declaraciones de militares y documentación la CNDH reconstruyó los hechos y evidenció las mentiras de los soldados que dispararon esa noche:
Tan solo el año pasado la Sedena recibió cuatro recomendaciones por violaciones graves a los derechos humanos, mientras que en reportes periodísticos se han acreditado ejecuciones extrajudiciales, como en Tamaulipas, cuya ciudad Nuevo Laredo es un epicentro de la tortura y los asesinatos contra civiles desarmados.
La exigencia genérica de que los hechos no vuelvan a ocurrir se repite y se repite, mientras la Sedena continúa acumulando recomendaciones y víctimas fatales e indirectas de la violencia.