Aumenta el consumo de fentanilo en menores y adolescentes indígenas de Guerrero
La muerte de niños indígenas a causa del consumo de fentanilo aumenta en Guerrero, las comunidades temen que se trate de una estrategia de reclutamiento.
El consumo de fentanilo en comunidades indígenas de la región Montaña de Guerrero ha generado graves consecuencias, principalmente entre niñas, niños y adolescentes. De acuerdo al Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero Tlachinollan AC, los casos de intoxicación y muerte por esta droga han aumentado en distintas regiones de la Montaña y la Costa Chica, sobre todo en estudiantes de educación básica y media superior. Sin atención de las dependencias oficiales, las autoridades comunitarias intentan enfrentar esta crisis de salud pública.
Muertes e intoxicaciones por fentanilo en menores
En 2022, dos adolescentes me’phaa de 15 años, originarios de Tierra Colorada, murieron por sobredosis de fentanilo. Un año antes, en 2021, una niña de 5 años sufrió una intoxicación tras ingerir una golosina con fentanilo comprada en una tienda de Santa Cruz del Rincón; la menor fue llevada al hospital de Ometepec y sobrevivió al incidente.
En Tierra Colorada, tres estudiantes de preparatoria fueron afectados por el consumo de fentanilo. Dos de ellos recibieron atención médica en Acapulco, mientras que uno falleció por sobredosis. Inicialmente, la causa de la muerte fue atribuida a un infarto, sin embargo, posteriormente se reveló que el fentanilo fue la causa subyacente.
En la comunidad de Tilapa, un joven de 15 años, con problemas de adicción, se suicidó tras ser internado en un centro de rehabilitación. El encierro y la falta de un tratamiento especializado agravaron su situación y el síndrome de abstinencia le provocó el cuadro suicida. Este caso desató una preocupación generalizada, revelando que varios jóvenes y niños enfrentan problemas similares de consumo de drogas.
De acuerdo con la información recabada por Tlachinollan, el fentanilo se distribuye en distintas comunidades de Guerrero de manera discreta, escondido en productos como golosinas, pasteles y bebidas vendidas en pequeños puestos de las comunidades para que la consuman niños y jóvenes sin saberlo. En Santa Cruz del Rincón, el caso de una niña que resultó intoxicada tras consumir una gelatina contaminada puso en alerta a la comunidad.
“Las autoridades de Santa Cruz del Rincón –dice el comunicado–, tienen registrado que el fentanilo lo distribuyen a través de los puestos de chamoyadas, piñas coladas, jugos congelados y otros preparados. Es decir, que voluntariamente no lo están consumiendo, sino que los están induciendo a que consuman. Ahora comer pastel, gelatina y otros preparados resultan ser un peligro para el cuidado de la salud de los niños y jóvenes”.
Acciones comunitarias
Algunas autoridades locales han empezado a abordar el tema en reuniones y asambleas comunitarias, reconociendo la gravedad de la situación. El Consejo Regional de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio en la Montaña (CRAADET), por ejemplo, ha destacado que el consumo de fentanilo y otras drogas se ha incrementado en las escuelas, afectando principalmente a menores de edad. Sin embargo, el miedo a represalias y la falta de apoyo gubernamental han dificultado una respuesta efectiva.

En Tilapa, la comunidad ha formado su propia guardia de seguridad denominada “Seguridad de Resguardo Territorial Indígena” (Serti), ante la inacción de las autoridades federales y estatales. La guardia comunitaria ha comenzado a realizar retenes para identificar los puntos de distribución del fentanilo, descubriendo que muchos vendedores ambulantes de muebles son los encargados de introducir estas drogas a las comunidades.
El crimen organizado ha infiltrado varias regiones, controlando tanto la distribución de drogas como los recursos naturales, lo que ha debilitado los movimientos sociales en defensa del territorio. Las comunidades, que ya luchaban contra problemas como los feminicidios y la violencia armada, además de la resistencia a empresas mineras, ahora enfrentan una nueva amenaza con la introducción del fentanilo que merma la organización comunitaria.
“En las asambleas se han analizado de forma autocritica los procesos organizativos que se han debilitado, a causa de conflictos internos o por intereses ajenos a la comunidad, también por la infiltración del crimen organizado o la instalación de sus negocios ilícitos. El riesgo mayor que corren, son los grupos delincuenciales que hacen alianza con gente local, ya sea para hacer negocios o para representar sus intereses dentro de las asambleas. Han vislumbrado la posibilidad de que alguien de la comunidad pueda pactar con grupos delincuenciales para permitir la entrada de estas drogas, generando graves daños a la comunidad, sobre todos a la niñez y la juventud”.
Las comunidades indígenas de la Montaña de Guerrero están en alerta ante el aumento del consumo de fentanilo entre niñas y niños de Guerrero. Temen que pueda volverse una estrategia de reclutamiento o de debilitar la organización política de las comunidades. Por ello, emplazan a la guardia nacional de que se abstenga de criminalizar y perseguir a los policías del Serti y que, en cambio, ayuden a desarticular estas redes de distribución y se sumen a la causa de los pueblos de la Costa Montaña: de cuidar y proteger a sus hijos del crimen organizado.