Nada justifica la imposición de Piedra; se desoyó a la sociedad, lamentan defensores
"Es peligroso que haya voces desde la 4T que estén pensando que defender derechos humanos es contrario a su proyecto”, expresan defensores de derechos humanos.
No existe ninguna razón objetiva en el balance del desempeño de la actual titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, que justifique que se le haya premiado con su reelección y otros cinco años a la cabeza de un “organismo tan relevante”; por el contrario, “existen múltiples argumentos y motivos sobre la forma desafortunada, poco autónoma y técnica en que ha conducido la institución”, afirma Santiago Aguirre Espinosa, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh).
En entrevista con El Sur tras la designación de Piedra la madrugada del pasado miércoles en el Senado, el abogado advierte que no es un acierto “si uno revisa cómo se gestionaron las quejas, cómo se emitieron las recomendaciones, en qué casos se omitió la presentación de acciones de inconstitucionalidad, cómo fue su comunicación institucional” y cómo es que la CNDH “se dedicó a pelear con actores con los que más bien tendría que aliarse”.
Tampoco, continúa, si se recuerda que el Consejo Consultivo renunció. “En fin, ha sido una mala gestión y correspondía ver hacia adelante”, añade Aguirre.
Por separado, Tania Ramírez, directora de Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), dice que en la reelección de Piedra, “independientemente de la persona, sí es cierto que se optó por criterios que no tienen que ver con la idoneidad y se desoyó lo que lo que estaba diciendo la sociedad civil”.
Para Ramírez –quien obtuvo la segunda mejor evaluación durante el proceso para elegir a la nueva titular de la CNDH por el periodo del 16 de noviembre de 2024 al 15 de noviembre de 2029 pero fue retirada de la terna y sustituida por Piedra: la peor evaluada por las comisiones de Derechos Humanos y de Justicia del Senado– ha sido “muy lamentable ver cómo se consumó una imposición así (…) denota un mal entendimiento y una baja concepción de cuál es el rol de los derechos humanos”.
Cuando la CNDH está mal, las comisiones estatales también
Dice Santiago Aguirre al ofrecer su primera impresión ante la reelección de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH: “Para nosotros como Centro Prodh es muy importante comenzar precisando que respetamos profundamente la historia de la familia Piedra Ibarra. La lucha que dio en su momento doña Rosario Ibarra de Piedra, junto con muchas otras madres y familiares de las víctimas de la guerra sucia. Respetamos profundamente ese legado.
“En esa discusión nos hemos alejado de las voces que han incurrido en expresiones más de denostación personal o de descalificación a la persona y hemos intentado aportar argumentos”, precisa.
“Publicamos un informe sobre la gestión 2019-2024 que intentaba, con datos, mostrar el debilitamiento institucional que ha vivido la CNDH. El proceso en el Senado empezó bien. La fase que estuvo a cargo de la senadora Reyna Celeste Ascencio, de la Comisión de Derechos Humanos, y del senador Javier Corral, de la Comisión de Justicia, nos había dado la expectativa de que las cosas se realizaran adecuadamente”.
Hubo un parlamento abierto, menciona el maestro en Derechos Humanos y Democracia, “en el que las organizaciones concurrimos, el Centro Prodh estuvo presente. Se dieron razones para la no reelección. La presidenta Claudia Sheinbaum y Morena han hablado abiertamente de que están en contra de la reelección para cargos de elección popular, pero el argumento puede extenderse a organismos como la CNDH”.
Asimismo, agrega, se construyeron indicadores objetivos para medir el desempeño de las personas candidatas. “Fue público y manifiesto que entre las mejores evaluadas no se encontraba la actual titular y que había buenos perfiles, personas que podrían hacerlo bien. Y en la terna que se iba a proponer al Pleno no estaba incluida la actual titular de la CNDH. Sin embargo, conforme se acercó el momento de la definición, se le incluyó en la terna, a partir de criterios políticos y no técnicos.
“Finalmente en el Pleno, en una votación accidentada y con un debate que no le permite llegar con una legitimidad robusta a ejercer este segundo mandato, fue electa para la reelección la actual titular.
“Lo hemos lamentado –enfatiza Aguirre Espinosa– porque nos parece que se está premiando indebidamente a alguien que encabezó una gestión que se caracterizó por la falta de autonomía, por la omisión y por optar por acompañar el proyecto político electoral del Ejecutivo, no tanto por garantizar los derechos de las víctimas y velar por los derechos humanos de todos los y las mexicanas.
“Es una pena porque, además de todo, cuando la CNDH está mal, las comisiones estatales también profundizan su falta de autonomía. En el conjunto actual de cosas era relevante que la CNDH estuviera fuerte y tras la reelección de Rosario Piedra pues claramente no lo va a estar”.
Hay “un entendimiento” entre el Ejército y Piedra
Es cierto, reconoce Santiago Aguirre, “que nunca conquistamos un sistema de derechos humanos plenamente funcional y cabalmente autónomo. Ha habido gestiones de la CNDH muy oscuras y lamentables, la de Raúl Plascencia Villanueva, la de José Luis Soberanes. Si vamos a las comisiones estatales, uno se encuentra mucha falta de independencia frente a los gobernadores y las gobernadoras”.

¿Se requería un cambio?
–Sin duda, se necesitaban cambios para que se fortaleciera la autonomía y se ejercieran a cabalidad las facultades. Lo que vimos en la primera gestión de Piedra Ibarra, y tristemente es lo que se avizora para la segunda, fue que cambió la CNDH, pero no para bien ni para revertir esos vicios, sino al contrario: para profundizar su falta de autonomía en una deriva de abierta partidización y de abierta subordinación al proyecto político del Ejecutivo. Y lo dejaron claro en la CNDH cuando omitieron impugnar la reformas a leyes secundarias por las que en su momento se quiso entregar la Guardia Nacional a la Sedena, cuando en un comunicado de una prosa ilegible, la CNDH afirmó que eran tiempos de definiciones y que se estaba con el pueblo o contra él. Y que ellos estaban con la transformación del presidente.
Este tipo de expresiones, critica Aguirre, “son comprensibles en un partido político, pero no caben en una institución que debe orientarse a garantizar los derechos de todos y de todas. Hemos escuchado que en el actual contexto uno de los actores políticos que apoyó la reelección fue el Ejército, porque en realidad tienen ya un entendimiento y una forma de trabajo en la que se han acomodado con la actual CNDH”.
¿Qué se espera en este sexenio para el tema de derechos humanos?
–Cuando uno ve de conjunto la eliminación del Inai (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), la subordinación de la CNDH, el debilitamiento del Poder Judicial, figuras como la presión preventiva oficiosa, el empoderamiento militar, sí se justifica la creciente preocupación por el rumbo que está tomando el nuevo régimen.
“Todas y todos reconocemos como positivo el énfasis que se ha puesto en la desigualdad, en el ejercicio austero del gobierno, sobre todo tras varias décadas de gobiernos muy frívolos, muy alejados de la gente, que se beneficiaron de un sistema económico muy excluyente.
“Pero no por ponderar esos pasos que se han dado en los temas sociales debemos dejar de lado estas otras cuestiones que apuntan a una erosión de la vida constitucional mexicana, a la construcción de una hegemonía política a la que no le gusta la crítica, que no le gustan los contrapesos, que no le gusta la transparencia, que profundiza más bien la discrecionalidad en la asignación de recursos y en la tutela de derechos. Ese rumbo no es positivo para el país y por eso es muy justificado que se alce la voz cuando hay situaciones como esta”.
Incorrecta, la reelección de una ombudspersona
Aparte de ser directora ejecutiva de Redim, Tania Ramírez Hernández es integrante del Comité Eureka!, creado por Rosario Ibarra de Piedra –madre de la reelecta presidenta de la CNDH–, así como de Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), organización también conformada por hijos e hijas de desaparecidos, exiliados, asesinados y ex presos políticos de México y América Latina.
Su abuela, cuenta, fue madre de un desaparecido político, “caminó del lado de doña Rosario por mucho tiempo y me parece que no hay una representación a la altura de los tiempos de lo que ese legado quiere decir: imponerse al poder militar, a los abusos del poder, no solamente porque ahora no vengan del PRI o del PAN”.
En el currículum de Ramírez se puede leer, entre otras cosas, que es licenciada en Letras Hispánicas por la UNAM, con un máster en Proyectos Editoriales por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Materialismo Histórico y Teoría Crítica por la Universidad Complutense de Madrid; que fue directora fundadora de la carrera Derechos Humanos y Gestión de Paz en la Universidad del Claustro de Sor Juana, o que fue servidora pública en el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro
Con ese bagaje Ramírez participó en el proceso de selección para la CNDH y a pesar de quedar en el segundo lugar de la evaluación que hizo el Senado, se le retiró de la terna final para sustituirla con Rosario Piedra, la peor evaluada de la lista de 15 semifinalistas.
“Más allá de la reelección de la persona, Piedra Ibarra, lo que a mí me preocupó fue el proceso. Hubo unas reglas establecidas, un procedimiento y finalmente se rompió. Quienes participamos en el proceso lo hicimos con la claridad de que iba a tomarse en cuenta esto y al final terminó haciéndose, no solamente una imposición en la terna, que fue lo que pasó cuando a mí me sacaron del segundo lugar de las mejores evaluadas, sino que terminó consumándose una imposición de una reelección.
“Por más que se dieron argumentos en el sentido de que era una decisión política o de Estado, pues la verdad es que no hay nada, ni en la Constitución, ni en las reglas del juego, que diga que así tiene que ser.
“Sí es cierto que se optó por criterios que no tienen que ver con la idoneidad y se desoyó lo que lo que estaba diciendo la sociedad civil. Hubo parlamentos abiertos en donde 16 a 18 organizaciones señalaron la importancia de no tener una reelección, no sólo por el desempeño durante el anterior periodo, sino por los riesgos que hay hacia esta figura (ombudspersona). Muy lamentable ver cómo se consumo una imposición así”.
Estar con las víctimas no es atacar al gobierno
Se comenta a Ramírez que senadores del partido en el poder (Morena) declararon que no se iba a poner en la CNDH a alguien que golpeara a la presidenta del país. “Yo creo que eso denota un mal entendimiento y una baja concepción de cuál es el rol de los derechos humanos”, contesta.
“Estar del lado de las víctimas, ponerle límites a los abusos del poder, no es atacar al gobierno. A menos de que quienes estén gobernando entiendan que lo que están haciendo es violentar derechos de las víctimas. Entonces, no”, puntualiza Ramírez.
–Se llevó al terreno político un proceso que debió estar exento.
–Me parece peligroso tener esa concepción. La verdad es que las personas que estábamos ahí puestas en la terna, las mejores evaluadas, ninguna de las tres representábamos algún perfil especialmente golpeador, de “adversariedad”.
Los derechos humanos están ahí para marcar los abusos y las omisiones “esté quien esté”, dice Ramírez, “independientemente cuál es el proyecto y cuál es el partido. Esa es la funcionalidad que tienen”, explica.
“Esa concepción más bien me parece la repetición de una narrativa que justifica este tipo de actos y de imposición. No denota conocimiento y es preocupante, porque entonces lo que se está diciendo es que se tiene que dejar maniatada la posibilidad de defensa de las personas que puedan ser víctimas de violaciones a sus derechos humanos, restringir las posibilidades de tener medios de defensa o de representación que les puedan asistir en caso de que haya violaciones a sus derechos.
“Y simplemente por temor o por resistencia a que se pueda golpear al gobierno, dejar indefensas a las personas que pudieran ser víctimas de estos abusos de poder. Me parece de una concepción, no sólo imprecisa, sino bastante pasada ya de tiempo. En realidad lo que se está diciendo, de otra forma, es que se debe de permitir o que se podría permitir el autoritarismo y no es así.
“Tanto nuestro país y la actual presidenta tienen claro que este tipo de instituciones que están del lado de las víctimas, que están para hacer recomendaciones, para poner índices de reparación del daño, de restitución de derechos, precisamente están ahí para eso. Y esto no es contrario a lo que plantea la 4T. Más bien me parece peligroso que haya voces desde la 4T que estén pensando que defender derechos humanos es contrario a su proyecto”.
Incluso el Comité Eureka! criticó en su momento una posible reelección, que sí sucedió.
–Al final, el poder no tiene colores y sí es penoso cómo se ha utilizado. Y yo ahí acompaño lo que salió a decir Eureka!, sobre el hecho de que esos legados no son herencias que se puedan transmitir. Habría que asumir que hace cinco años, y ahora también, las y los senadores confundieron a la hija con la madre. Las trayectorias son bien distintas y la valentía para enfrentarse al poder, no importa que ese poder les haya dado aplausos en algún momento, es algo que no es consistente con esa lucha y con esa dignidad.
“La 4T le ha quedado a deber mucho a las familias de personas desaparecidas. La verdad es que le fue mucho más útil doña Rosario (Ibarra de Piedra) a la causa de Andrés Manuel (López Obrador) de lo que Andrés Manuel le fue a la causa de doña Rosario.
“Así como vimos una diferencia en los posicionamientos de Eureka! también habría que asumir que al interior de Morena hay diferencias y esto se hizo muy obvio por la forma en que se tomaron las decisiones en el Senado. Parte de lo más triste fue ver cómo no hubo posibilidades de un voto en libertad”, concluye la directora de Redim.
“Desesperanzadora”, la reelección de Piedra: ONG
Más de 100 organizaciones civiles, nacionales e internacionales que integran el movimiento La CNDH Que Queremos, consideraron que la reelección de Rosario Piedra Ibarra al frente de esa institución envía un mensaje desesperanzador a las víctimas en el país.
En un comunicado conjunto, organizaciones como Artículo 19, Documenta, Designaciones, Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, Impunidad Cero y el Centro Prodh expresaron su pesar porque los integrantes del Senado le dieron la espalda a las demandas de justicia.

“La designación manda un mensaje de profundo desdén y de imposición de parte del partido mayoritario, pues se contrapone con la defensa de las personas víctimas de violaciones a los derechos humanos”, afirmaron.
Su segunda gestión por cinco años más significará la intención de continuar encubriendo graves acciones contrarias a la materia, como las que han cometido integrantes de las fuerzas armadas, advirtieron.
En octubre pasado, miembros de este movimiento participaron en el parlamento abierto de las Comisiones de Justicia y Derechos Humanos, donde expusieron las deficiencias de Piedra Ibarra al frente de la CNDH, su relación con el entonces titular del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, y las características que un próximo titular debería tener, mismas que no se escucharon.
“Esta reelección deja sin respuesta a quienes demandan una institución que confronte los abusos de poder(…) Hoy el Senado le dio la espalda a la demanda de justicia”, aseguraron los firmantes.
Recordaron que la administración de Piedra Ibarra ha sido reconocida por su negativa a reconocer la militarización del país y las ejecuciones extrajudiciales, por omitir acciones de inconstitucionalidad frente a reformas regresivas y por rechazar el trabajo conjunto con organizaciones civiles.
La madrugada de este miércoles, el Pleno del Senado aprobó con 87 votos a favor la reelección de Piedra Ibarra su como presidenta de la CNDH.
La terna de aspirantes estaba integrada por Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de los Derechos Humanos de Ciudad de México, quien obtuvo 36 votos; la abogada jalisciense Paulina Hernández registró uno y se contabilizaron tres votos nulos.