Se extiende el brote de sarampión en México: 2 mil 600 casos y nueve muertes
Con 2 mil 500 casos confirmados y nueve muertes, México enfrenta el peor brote de sarampión en décadas, enfermedad que se pensaba erradicada desde 1996
A pesar e que se consideraba como una enfermedad erradicada en el país, un brote de sarampión se extiende en diversas zonas de México, especialmente en Chihuahua, desde hace semanas.
Los medios locales registran las muertes por sarampión en Chihuahua desde hace un mes. A principios de junio, por ejemplo, una niña rarámuri de dos años y once meses murió en Ojinaga, Chihuahua, por neumonía y deshidratación derivadas del virus. Hija de jornaleros agrícolas, no contaba con el esquema completo de vacunación. Su caso no es aislado. Se trata de una crisis sanitaria que cruza todo el país: el mayor brote de sarampión en lo que va del siglo.
México suma ya 2 mil 597 contagios confirmados y nueve muertes, ocho de ellas en Chihuahua, donde comunidades indígenas y menonitas enfrentan el embate de una enfermedad que se creía controlada hace décadas.

Se pensaba que el sarampión había sido erradicado en México en 1996. Pero según el último boletín epidemiológico federal, existen actualmente 6 mil 57 casos probables, de los cuales 2 mil 434 están confirmados. Chihuahua concentra 93% de los diagnósticos (2 mil 265), seguido por Sonora (73), Zacatecas (19) y Durango (13).
La dispersión es alarmante: 18 de los 32 estados registran contagios, aunque las autoridades admiten que la falta de capacidad diagnóstica en algunas regiones podría ocultar cifras reales.
“Cuando hablamos de precariedad en los sistemas de salud, hablamos de esto: de no tener material ni personal para tomar muestras a tiempo”, señaló Samuel Ponce de León, epidemiólogo de la UNAM, al periódico El País. La brecha entre casos probables y confirmados lo ejemplifica: Guanajuato tiene 365 sospechosos pero solo dos ratificados; en Michoacán, la proporción es de 13 confirmados por 195 notificados.
Personas no vacunadas
La niña rarámuri fallecida en Ojinaga pertenecía a uno de los grupos más expuestos: hijos de jornaleros migrantes que se desplazan entre Chihuahua y otros estados para trabajos agrícolas, muchos sin acceso a vacunas. “Llegamos tarde a algunas comunidades por la dispersión geográfica. Hay zonas a 18 horas de distancia”, admite Leticia Ruiz, subsecretaria de Salud en Chihuahua.
Los datos federales revelan que el 92.3% de los contagiados no estaba vacunado. Aunque el grupo de 25 a 34 años es el más afectado (27.4% de casos), los menores de cinco años enfrentan mayores riesgos: el virus les provoca neumonía —principal causa de hospitalización— y su mortalidad es más alta.
El brote comenzó en marzo en comunidades menonitas de Chihuahua —grupo que rechaza la vacunación por creencias religiosas—, pero se expandió rápidamente. “El segundo acto rebasó lo religioso. Ahora son trabajadores agrícolas no inmunizados los que lo propagan”, explica Ponce de León.

México ha aplicado 1.88 millones de vacunas contra el sarampión desde abril; sin embargo, expertos consideran insuficiente la respuesta. “Para estos números, debería declararse emergencia”, advierte el especialista.
México es ya el segundo país con más casos en América, solo detrás de Canadá (2,968). La Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que la región podría perder su estatus de “libre de sarampión”, obtenido en 2016, si no se contienen los brotes.
En Chihuahua, las autoridades intentan frenar la cadena de contagios con 169,000 vacunas aplicadas en seis meses —frente a las 70,000 anuales habituales—. Pero el pronóstico es sombrío: se espera que la velocidad de transmisión aumente cuando el virus llegue a Nuevo León, Jalisco, el Estado de México o la capital al propagarse en lugares con más densidad poblacional.
El incremento de casos, en tan solo un semana, es alarmante: el contagio ha aumentado en, al menos, un 13 por ciento. Y aunque las autoridades intentan contener el virus tanto como la opinión desfavorable del sistema de salud, las alarmas están encendidas.
José Moya Medina, representante en México de las organizaciones Panamericana de la Salud y Mundial de la Salud (OPS/OMS), destacó en entrevista con La Jornada que el Continente Americano gozaba de un liderazgo en cuanto a personas vacunadas en comparación con el resto de mundo. Sin embargo, el negacionismo de la efectividad de las vacunas e incluso de la existencia misma de los virus ha propagado también la desconfianza y muchas familias no completan ya los esquemas de vacunación.
En Europa pasó lo mismo hace unos años: el sarampión regresó después de considerarse erradicado. La desconfianza antivacunas se nutrió también de la pandemia de Covid-19 en 2020 y los efectos de las restricciones sanitarias, sumado a los discursos anticientíficos de varios líderes mundiales como Donald Trump o Jair Bolsonaro, entre otros factores.