El “momento mexicano” de Peña Nieto… se esfumó
Ni dos años duró la luna de miel. El primer año de Enrique Peña Nieto nos tenía a todos incrédulos: los números de violencia bajaron, la economía caminaba, una cantidad sin precedentes de reformas constitucionales fueron aprobadas en áreas históricamente tabú, como educación y energía. Parecía que por fin se daba la sacudida que tanto tiempo estuvo esperando el país para despertar y aprovechar el “Momento Mexicano”, como le llamaban en los círculos financieros internacionales a la política económica neoliberal.
Peeeeeeero llegó el 2014. Ese año, todo se derrumbó. En septiembre ocurrió la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. La indolencia del gobierno federal para manejar el caso y sus rápidas y convenientes conclusiones hicieron sospechar a más de uno.

Y con fundamento, porque México no se ha caracterizado por ser muy bueno en temas de justicia. Al final resultó que la PGR de Jesús Murillo Karam privilegió la velocidad para tratar de pasar la página y no afectar al gobierno estrella, por encima de buscar y castigar a los responsables.
El caso se les salió de control y hasta la fecha, 10 años después, sigue y muy probablemente seguirá impune. Nunca se han querido aclarar los nexos entre militares, crimen organizado y policías de todos los niveles.
Y no se levantaba de una cuando ya tenía otra encima: la Casa Blanca. Una investigación publicada por Carmen Aristegui y su equipo documentaba hasta el cansancio que la primera dama tenía una propiedad millonaria en Lomas de Chapultepec y que no se explicaba su procedencia. Todo apuntaba a un pago en especie de un contratista consentido (Grupo Higa) por haberles adjudicado obras para el Tren México-Querétaro. Al final la obra se cayó y la popularidad de Peña Nieto también.

A la par, más y más gobernadores priistas fueron cayendo por corruptos: Rodrigo Medina, Fausto Vallejo, Roberto Borge, César y Javier Duarte, todos parte del “nuevo PRI”, todos unos corruptazos. Y así llegó a las intermedias.
Para sorpresa de propios y extraños, el PRI resultó ser el partido más votado por más de 3 millones de votos. Aun así, perdió 10 diputados, pero se mantuvo como primera fuerza. Dato curioso: en esta elección debutó Morena, sobrepasando cómodamente el mínimo para confirmar su registro como partido.
De este año en adelante, no serían más que penurias en el horizonte de Enrique Peña Nieto.
Mañana, jueves 30 de mayo, capítulo 7: La tercera es la vencida