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La censura ha<br> ganado la batalla
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La censura ha
ganado la batalla

Una plática con Julian Assange sobre la era post Wikileaks

Publicado el 25 de junio 2024
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Darío Ramírez, el entonces director de la oficina para México y Centroamérica de Artículo 19, organización con sede en Londres dedicada a promover y defender la libertad de expresión en el mundo, conversó en febrero 2015 con Julian Assange, el polémico fundador de Wikileaks que en esa fecha permanecía en un encierro obligado en la sede de la embajada de Ecuador en Reino Unido.

En la charla, realizada en videoconferencia previa a la premier en México del documental Citizenfour –un revelador testimonio sobre los momentos en que Edward Snowden decide filtrar los documentos que prueban que la National Security Agency ha interceptado las conversaciones y los mensajes de prácticamente todos los ciudadanos del planeta–, Julian Assange compartió su visión de cómo es el mundo de la privacidad hoy.

Y lo que ha ocurrido después de esta etapa de revelaciones Assange lo pintaba así: el espionaje de los Estados sobre los ciudadanos se ha vuelto “más descarado”, la censura ha ganado la batalla y la fuerza de las “artes oscuras” de las comunicaciones ha crecido.

Lo más preocupante es esto: “La vigilancia masiva es un evento que afecta a la civilización global, a toda al mismo tiempo, lo que es un hecho muy desestabilizador”.


–Considerando el acceso a la información, el derecho a saber y a película que estamos por ver, valdría la pena que comentaras algo sobre un tema relevante en la sociedad contemporánea: ¿cómo establecer un balance entre la privacidad y el derecho a la información?

–Esta pregunta la he pensado mucho, desde hace cinco años; la he pensado tanto que de alguna forma se ha disuelto, igual que un cubo de azúcar en agua. La transparencia de las organizaciones poderosas es fundamental para evitar que dañen a la gente, a los ciudadanos. Eso es lo que debería ser el principio más importante cuando hablamos de los servicios militares, los sistemas bancarios.

La mayoría de los individuos no tenemos tanto poder y la gente casi ruega para que esas grandes organizaciones respeten su privacidad. Pero, bueno, ¿realmente a quién le importa la privacidad o a quien le importa la transparencia? Esas no son cosas que importen por sí mismas.

La privacidad y la transparencia son fundamentales porque conducen a algo más relevante: a incrementar la justicia. Son una manera de contrarrestar la desigualdad informativa. Las grandes corporaciones usan la información para incrementar su poder; saben que es una ventaja, guardan la mayor cantidad de información y la esconden para ensanchar la brecha de conocimiento.

Nosotros, los individuos normales, también podemos hacer eso: una persona puede tratar de aferrarse al conocimiento que posee, no compartirlo o al revés, decidir compartirlo con la gente. En todo caso, no existe una desigualdad ahí.

La transparencia y la privacidad son dos formas de crear justicia, pero cuando vemos que las grandes organizaciones pretenden aferrarse a la privacidad, lo que realmente están haciendo es aferrarse a la secrecía y eso es otra cosa.

–¿Qué es la secrecía?
–La secrecía es una forma de ocultar información; puede ser una conducta legítima en los casos en los que los individuos no tienen demasiado poder. Sin embargo, cuando una organización, que es ya de por sí poderosa, lo hace, incrementa su poder. Y si empieza a actuar de una manera cuestionable y lo hace en secreto, el resultado puede ser calamitoso.

Es por eso que deben ser transparentes. Son demasiado poderosos. Si les va mal, sus acciones pueden afectar a muchas personas.

Ahora bien, si el ejército, los servicios de inteligencia o la policía están comprometidos con acciones legítimas, como quizá el Estado mexicano está tratando de proteger la soberanía de la nación y no ser devorado por Estados Unidos, o investiga a un cartel de drogas y necesita algo de secrecía para hacerlo, está bien.

Pero así como es su responsabilidad mantener esa secrecía, es nuestra responsabilidad y la de los periódicos publicar, informar al público y eliminar la secrecía. A veces las organizaciones o los Estados necesitan de la secrecía para sus operaciones, así como nosotros mantenemos nuestras fuentes en secreto, necesitamos de secrecía, pero no es nuestra responsabilidad proteger a las agencias de inteligencia o a la policía. Si están actuando de forma incompetente, tenemos que informar y revelar eso.

“es nuestra responsabilidad y la de los periódicos publicar, informar al público y eliminar la secrecía, no proteger a las agencias de inteligencia o la policía”.

En Wikileaks nos especializamos en publicar cosas que son muy difíciles de publicar y nos especializamos en conseguir lo que es muy difícil de conseguir. Esa es nuestra función principal. Y ese es nuestro lugar en la sociedad internacional.

–Hay una diferencia entre secrecía y la forma maliciosa de reunir información privada. La última vez que hablé contigo mencionábamos cómo es que los aparatos de inteligencia de Alemania emplean cada vez más máquinas de escribir. Ya no usan correos electrónicos o no están conectados a internet. ¿Cómo debemos usar todas las herramientas digitales sabiendo que todos estos poderes intentan reunir ilegalmente nuestra información privada?

–Bueno, hay una gran transformación en el mundo. Pero no es un asunto que haya pasado en los últimos días o años. De hecho, es un proceso exponencial que ha venido ocurriendo durante los últimos 20 años y que hoy resentimos más claramente.

Lo que hoy vivimos es que la vigilancia masiva se ha integrado a nuestra sociedad. Es un evento que afecta a toda la civilización global al mismo tiempo, lo que es un hecho muy desestabilizador.

Existen dos fenómenos que son equivalentes a esto y afectan a toda la civilización global al mismo tiempo, pero cuyo control no parece estar del todo en nuestras manos: una es la invención de armas nucleares, que colocó al planeta en un estado de Armagedón; pudo haber borrado todas las civilizaciones, el hemisferio norte, volverlo irrastreable y reducir a prácticamente a todos a la inanición y a la muerte. Ese es un problema que sufrimos durante la Guerra Fría.

La otra, el cambio climático, uno de esos problemas sistémicos que afectan a todo el mundo al mismo tiempo. Más o menos entendemos el proceso ahora, pero no logramos que las instituciones políticas se pongan de acuerdo para hacer algo al respecto.

La vigilancia masiva es uno más de estos sistemas. La gran diferencia es que esto no es algo que ocurra fuera de nuestro ámbito personal, como las armas nucleares o el calentamiento global, sobre los que podemos hablar, mirar, discutir y teorizar sobre cómo lidiar con ello. La vigilancia masiva ocurre dentro de nosotros y entre todas las personas simultáneamente. Estados Unidos ha anexado cientos de miles de computadoras de México; puede, si lo desea, tomar control de los elementos clave para la infraestructura mexicana.

Obviamente, y deben saberlo, casi toda la comunicación de México con el resto del mundo está interceptada por Estados Unidos. Eso ocurre con la mayoría de los países, y afecta cómo hablamos entre nosotros, cómo consideramos el mundo e incluso cómo consideramos este preciso problema, que se alimenta a sí mismo.

Una de las cosas que comprendes después de ver Citizenfour es que se desarrolla cierta paranoia como resultado de saber la verdad sobre este asunto, y que esa paranoia puede ser paralizante. Hablar de la forma en que la National Security Agency (NSA) u otras agencias de espionaje de Estados Unidos, o incluso el gobierno mexicano, están metidos en esa vigilancia masiva puede hacer que el problema sea peor si no somos cuidadosos, porque la gente se empieza a preocupar.

Puede representar, también, un proceso de huida en el que la gente que está siendo vigilada no quiere hablar entre sí sobre este tema porque no quieren conflictos con el gobierno y el problema empeora más velozmente.

De cualquier manera, la vigilancia masiva empeora rápidamente porque el desarrollo tecnológico de las computadoras crece de forma exponencial, duplicándose cada dos años. Lo mismo ocurre con la capacidad de los aparatos de inteligencia y las corporaciones para interceptar y obtener nuestra información. Es una situación muy delicada.

Ahora, existen factores que trabajan en la dirección opuesta: podemos comunicarnos y colaborar a mayor velocidad, se nos pueden ocurrir ideas más rápido. Están cambiando los procesos, entretejiendo nuestras ideas y sistemas. Eso lo convierte en un sistema humano complejo, que se mueve muy rápido. Incluso si lo interceptas, es más difícil de entender antes de que se haya pasado a otra cosa.

No está para nada claro cuál de las fuerzas está dominando pero, dicho esto, el aumento de los gobiernos de izquierda en Latinoamérica y la reciente victoria electoral de Syriza en Grecia , así como el probable triunfo de Podemos en España, son elementos que no son del agrado de Estados Unidos definitivamente.

Pese a toda esta vigilancia masiva, lo anterior puede sugerir que al menos en un corto plazo hay fuerzas contrarias; es algo en lo que pudiéramos ser optimistas, porque no es del todo claro o predecible que vamos a acabar inevitablemente en una sociedad totalitaria con vigilancia masiva en todos lados, no en un modelo soviético clásico, sino en uno nuevo porque estamos en una nueva era, en una extraña era posmoderna de alta tecnología.

Hoy existe una gran diferencia en la relación entre individuos y Estados que antes no ocurría. Estamos entrando en un sistema de relaciones en las que los individuos están conectados inevitablemente con grandes estructuras de poder, Estados, si así quieres llamarlos, que son más complejos que sus nociones clásicas.

No podemos escapar de eso, ya no hay un lugar fuera del sistema para la siguiente generación, lo que significa que somos parte del gran sistema global inter-Estado, nos guste o no; y por tanto tenemos que manejar esa cosa, tenemos que tomar el control, no hay un lugar fuera de eso.

–¿Cuál es el rol de estas plataformas digitales en las que tanto confiamos y ponemos nuestra vida, fotos e información privada sin que nos demos cuenta realmente a qué estamos renunciando?

–Intermediarios privados, como Google, Facebook, Amazon, son un modelo de negocio puro. Bueno, Amazon es mixto, pero Facebook y Google funcionan con un modelo de negocio puro, es decir, obtienen ganancias al conseguir la mayor cantidad posible de información privada de las personas. Eso es lo que hacen.

Google, por ejemplo, ya invadió todas las áreas de la vida diaria, desde mapas a videos, para que veas la publicidad de terceros que no sabrías que existen si no fuera por Google; reúne toda esa información sobre ti y lo que encuentra representa más de 80 por ciento de lo que existe en el mercado.

Google está rastreando millones de veces al día dónde están sus usuarios, qué buscan de acuerdo al contexto en el que están, etcétera.

Google sabe más de ti que la NSA sin Google, pero Google está en Estados Unidos, su estructura tiene una puerta trasera que conecta con el Departamento de Estado y trabaja con los servicios de inteligencia en proyectos como satélites y manufactura de equipo para las agencias de seguridad nacional. Así que no es una revelación decir que recolecta todo eso en Estados Unidos, desarrolla perfiles sofisticados de cada ser humano en la Tierra, y luego, claro, la NSA y otras agencias policiacas o de inteligencia u otras estructuras de poder de EU, meten las narices en eso.

Incluso si Google fuera políticamente puro como la nieve, que no lo es en absoluto, el hecho es que está en el mismo negocio que las agencias de seguridad nacional y de inteligencia, recolectando la mayor cantidad de información posible de la mayor cantidad de gente posible, elaborando perfiles de las personas para predecir su comportamiento y luego, claro, la NSA aparece y entierra sus colmillos en esta vasta reserva que Google y Facebook han construido.

Recientemente se ha sabido que eso hicieron con nosotros. Acabamos de descubrir que Google ha estado detrás de Wikileaks, y tras las cuentas de tres de nuestros principales periodistas, entregando sus correos electrónicos y sus búsquedas, etcétera, al gobierno de Estados Unidos. Google, de hecho, ha sido amordazado. Hoy se supo públicamente que existen restricciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos sobre lo que Google puede decir sobre cómo está cooperando con el gobierno de ese país en torno a Wikileaks.

De alguna forma, es completamente esperado. ¿Qué sucede cuando se crea un mercado global, cuando se conecta al mundo con información, con un bien transportable como la información que no caduca, que puede ir de Nueva York a Nairobi? Pues terminas con que un gran jugador domina ese mercado. Es lo que ocurre en los mercados.

Google es un monopolio global en muchos lenguajes, igual que Facebook, y ahora está queriendo integrarse de forma vertical en todos lados, conectando a las ciudades, integrando completamente a las personas en su redil, que es el mismo del gobierno y de otros “paragrupos” dentro de Estados Unidos. No hay que verlos como entidades separadas, están juntos. Google puede ser coaccionado para que entregue nuestra información…

–Estás haciendo un poco de trampa porque estabas escribiendo un libro sobre Google. ¿Lo terminaste?
–Sí, creo que no ha salido la versión en español y es sobre cómo Google llega a Wikileaks. Me sorprendió lo que encontré. Creía que sabía lo que pasaba con Google, pero en realidad es mucho más interesante su relación con el gobierno y su perspectiva ideológica del mundo.

Tenemos que empezar a entender cómo actúan estas poderosas organizaciones posmodernas. No es sólo el Estado. Por ejemplo, 80 por ciento de las actividades de la NSA está conducido por corporaciones privadas.

Edward Snowden no trabajaba para la NSA, la gente creía que sí, pero no era así. Trabajaba para un contratista, Booz Allen Hamilton, y eso no es una sorpresa. La mayoría de lo que hace la NSA es manejado por las corporaciones privadas. Esa es la naturaleza del Estado moderno, incluso los “elementos duros” son dirigidos por corporaciones privadas. Así que éstas se vuelven muy flexibles en la forma en la que se enfrentan a las estructuras y las personas. Eso no es algo que existiera antes o que los teóricos políticos clásicos hubiesen analizado. Vivimos en una era diferente, así que necesitamos un análisis político distinto. Para eso requerimos información que corresponda a la era en la que estamos.

El estado Profundo Pensó que podía perder lo que le había dado tanto poder y que el conocimiento ya pertenecía también al resto del mundo.

–La película Citizenfour se presenta, en unos minutos, por primera vez en México. La cinta retrata lo que has mencionado.
–La película se inscribe en un movimiento más grande, en lo que ha ocurrido en los últimos 20 años, incluso más. Podríamos remontarnos al Comité Church en 1975, que era un comité que servía para reportar todos los abusos llevados a cabo por la NSA, y un artículo publicado en la revista Ramparts en 1973 sobre un informante, Perry Fellwock. Así que ha habido ciclos que exponen a la NSA. Hubo un movimiento de reforma en los setenta para regular y detener los abusos, pero luego se olvidaron de ello. En 1999, publiqué una investigación sobre un aspecto de la NSA.

Lo que hoy es diferente es que todo mundo se volvió interceptable. Antes, la NSA intervenía conversaciones telefónicas, pero alrededor de 1999 implantaron un programa de transcripción y reconocimiento de voz automática bastante preciso. Luego les hicimos el trabajo mucho más fácil cuando dejamos de usar el teléfono y empezamos a usar el correo electrónico, mensajes de texto y a producir grandes depósitos de información sobre nosotros mismos. Gracias a ello la NSA prosperó.

Luego, se comenzó a saber un poco acerca de las intercepciones masivas. Yo seguí de cerca el tema porque necesitaba proteger Wikileaks. Sabíamos que eso estaba ocurriendo. De hecho, había escrito un libro un año antes, Cypherpunks, sobre vigilancia masiva, pero la gente no prestaba atención.

La gran aportación de Edward Snowden es que no sólo difundió documentos, documentos claros, simples y frescos, que la gente podía comprender y de los cuales tomó nota. Snowden detonó también una reacción en el gobierno estadunidense, lo que fortaleció la divulgación de las revelaciones. La Casa Blanca tuvo una sobrerreacción, que se pudo ver, por ejemplo, cuando el avión de Evo Morales fue obligado a aterrizar en Austria y la Casa Blanca hizo toda clase de declaraciones demenciales.

Edward Snowden. “Snowden no trabajaba para la NSA, la gente creía que sí, pero no era así. Trabajaba para un contratista, Booz Allen Hamilton, y eso no es una sorpresa. La mayoría de lo que hace la NSA es manejado por las corporaciones privadas”.

Eso llamó la atención de todos porque la Casa Blanca es tomada con seriedad, la presión que ejerció sobre varios Estados, las órdenes de extradición, la inteligencia diplomática y el músculo policiaco. Eso fue un signo de que las revelaciones eran importantes y que de alguna forma sintieron que la información que se filtró atenuaba el desequilibrio de los ciudadanos frente a los Estados. Y así es, el conocimiento reduce las desigualdades. No lo olviden.

El gobierno de Estados Unidos trató de justificar la existencia de los programas de intercepción con el argumento de que tienen el propósito de atrapar terroristas, pero eso no es cierto. Ese siempre ha sido un uso secundario de la vigilancia masiva. Existía desde mucho antes de que los terroristas fueran señalados como “el problema”.

Al interior, siempre ha sido denominada “vigilancia estratégica” e interceptan todo porque, de algún modo, es similar a la manufactura estratégica de los tanques, o al valor estratégico de las armas nucleares; afecta las relaciones entre las súper potencias de diferentes maneras. Es aquello que le da a la súper potencia su ventaja. Así que el “Estado profundo” (Deep State), el elemento del poder central de Estados Unidos, tembló. ¿Por qué? Porque pensó que podía perder lo que les había dado tanto poder y que el conocimiento ya le pertenecía también al resto del mundo.

Algo ha pasado desde entonces. Una cosa más bien horrible. Las agencias occidentales de inteligencia, principalmente la NSA en Estados Unidos y el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) en el Reino Unido, descubrieron que en realidad no importaba que el público se enterara.

Creían que perderían todos sus poderes. Creían que sus habilidades para realizar espionaje masivo estarían seriamente en peligro. Están extremadamente sorprendidos de que eso no haya ocurrido, y que el empujón que emergió con el Comité Church en 1975 no se produjo en esta ocasión. Y de que, al menos a nivel político, se salieron con la suya.

A nivel técnico, se produjo un cambio: se están utilizando cada vez más programas para encriptar las conversaciones y los correos de la gente común. El uso de códigos encriptados en distintas aplicaciones resulta bastante interesante. Ahora hasta Whatsapp tiene algún tipo de código encriptado.

Existe una consecuencia de que no haya habido grandes repercusiones políticas: los ha hecho increíblemente descarados. Aquí, en el Reino Unido, por ejemplo, echaron a andar todo tipo de maniobras políticas para legalizar lo que han estado haciendo y empujar el límite mucho más allá. Solían pensar que se meterían en problemas en caso de que la información sobre sus actividades de vigilancia masiva se hiciera pública, así que intentaron ser un poco cuidadosos.

Ahora que se ha hecho pública y que políticamente se salieron con la suya, dicen: “Bueno, ya ni siquiera tenemos que mantener esto en privado”.

Justo hace unos días, por ejemplo, el ejército británico anunció públicamente la formación de una unidad de mil 500 soldados que se dedicarán a colocar propaganda en Facebook y Twitter. Es decir, una unidad de propaganda en las redes sociales, con mil 500 elementos, que conducirán lo que se conoce como “las artes oscuras” de las comunicaciones estratégicas. ¡Anunciaron esto públicamente!

El ejército británico anunció la formación de una unidad de propaganda de 1,500 soldados que manejarán las “artes oscuras” de las comunicaciones.

Como sienten que en el futuro podrán hacer lo que quieran sin mayor costo, pues se preguntan para qué mantener estas cosas en secreto. ¿Por qué no mejor hacerlas del dominio público? Ese es el tipo de un inusual neo-Estado, fluido y posmoderno al que estamos entrando.

Esta relación fluida entre Estados, organizaciones privadas y flujos de información significa que puedes violar las nociones clásicas sobre las relaciones entre el Estado y el pueblo. Ya no tenemos esta división entre un Estado y un pueblo. Tenemos un “pegamento” fluido, la información recopilada, que une a estos dos grupos.

–Julian, gracias por la charla….
–Debería actualizarlos. Desde que concluimos Citizenfour, la película ha sido nominada a un Oscar, lo cual es grandioso. El asilo de Edward Snowden en Rusia ha sido exitosamente renovado, así que está bien y a salvo en dicho país. Incluso ha comenzado a viajar, ya que ahora cuenta con los papeles necesarios para hacerlo. Tiene que ser bastante precavido ya que EU evidentemente sigue detrás de él; quieren atrapar a su hombre.

Los intentos de reforma política en Estados Unidos han fallado definitivamente, y las cosas han empeorado incluso en el Reino Unido.

Los intermediarios –Google, Facebook y otras compañías– se han sentido un poco apenados y quieren aparentar que tienen un mayor grado de preocupación por sus usuarios, encriptando más cosas y así, lo cual es bueno.

Sin embargo, podrán encriptar la comunicación que fluye entre uno y ellos, pero Google y Facebook siguen recolectando y almacenando toda nuestra información en Estados Unidos, donde la NSA no tiene más que encajar sus colmillos y succionar el relleno.

Así que es más bien una medida de relaciones públicas. Otras compañías tecnológicas sienten que para poder competir efectivamente deben introducir nuevos sistemas de código encriptado. Si dichos sistemas están hechos correctamente pueden funcionar. Aunque, por otra parte, es bastante difícil determinar si fueron hechos correctamente. Así que están igualmente en peligro, sea en términos sociales o técnicos.

–Julian, una pregunta de los asistentes: ¿crees que hemos perdido la batalla contra la censura en internet? ¿Sí, no, por qué?
–Es una aberración, pero hemos perdido la batalla contra la censura. Eso lo tengo absolutamente claro. La censura es ahora “lo normal”. No es la excepción.

Y es la norma: si te fijas, Facebook crea nuevas reglas que aplica en su compañía y en Estados Unidos, que luego comienzan a aplicar a todos y a censurar cualquier tipo de contenido. De manera similar, otras grandes organizaciones están haciendo esto, sucede en todas partes.

Estuve en un chat en Reddit sobre un libro de Google y alguien lanzó una pregunta sobre Gamergate. Fue inmediatamente censurada, enfrente de mí. Así que ahora está en todas partes, y debido a la velocidad a la cual se está produciendo la información, el comportamiento excepcional ya no es relevante.

Así que la censura sólo se puede convertir en algo importante cuando tiene que ver con algún gran grupo de poder. Veo todo tipo de periódicos y medios de comunicación censurando constantemente, sin que traten siquiera de inventar algún tipo de pretexto; luego los descubren y el caso termina por ser olvidado debido a la cantidad de información que nos rodea constantemente. La censura es lo nuevo-normal.

Veamos ahora el otro enfoque de la pregunta. ¿Es posible publicar desde cualquier parte para casi todos algo que desees publicar de modo que tenga impacto? Por el momento aún somos capaces de hacerlo. Hay muchos esfuerzos para tratar de impedirlo. Y se está haciendo cada vez más difícil. Pero aún somos capaces de hacerlo. A muchas otras personas les parece algo difícil de realizar. Y la falta de anonimato lo hace aún más complicado debido a las consecuencias.

Uno piensa “bueno, puedo publicar desde una jurisdicción diferente”, pero ahora las jurisdicciones se están conectando entre sí. La International Intelligence Agency Corporation Law Enforcement significa que eso ya no es así: publicar en un dominio diferente no te salvará. La jurisdicción diferente probablemente sólo te delate. Y la falta de anonimato significa que te rastrearán. Así que es cada vez más difícil.

La internet se ha convertido en un blanco fijo. Los Estados, al igual que las grandes corporaciones, se desplazan lentamente. Pero la internet de ahora, su arquitectura básica, es la misma desde 1994, direcciones IP, nombres de correo electrónico, etcétera.

Los mecanismos estatales han comenzado a adaptarse y están trabajando para ver cómo estrangular internet. Por otra parte, tenemos nuevos protocolos emergentes, apareciendo en la cima de todo. Así que todas estas aplicaciones para smartphones, por ejemplo, forman parte de un protocolo nuevo. Y los Estados tendrán que trabajar en cómo adaptarse a estos nuevos protocolos.

Si el ritmo de la innovación tecnológica sigue avanzando, diversificándose y creando capa sobre capa, quizás pueda superar los intentos de censura.

(Traducción: Mariana Pedroza y Diego Dannemiller)

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Por Darío Ramírez | Ilustración: Sergio Sánchez Santamaría

Esta charla con Julian Assange se publicó en febrero de 2015 en la revista emeequis. La republicamos por el interés periodístico a raíz de la liberación del fundador de Wikileaks


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