Trabajadores por aplicación "ponen de su bolsillo" para subsanar la falta de prestaciones, una iniciativa plantea garantizarles derechos
Tras dedicarse al transporte público y recorrer carreteras como conductor de fletes, Carlos Cuéllar, de 33 años, encontró en plataformas digitales de transporte y reparto una oportunidad de generar ingresos de manera flexible.
Cuéllar no era ajeno al sector: inició como “checador” de transporte público en Naucalpan en su adolescencia, luego se dedicó a conducir uno de esos camiones en la ruta de Atizapán a Tacubaya y también trabajó como conductor de un camión tipo Torton.
Sin embargo, la violencia latente en rutas y carreteras, lo orillaron a buscar una alternativa más seguro. Así llegó a conducir un taxi por aplicación, luego repartió comida. Hoy transporta pasajeros en motocicleta.
Cuéllar hoy es uno de los más de 658 mil trabajadores que están dados de alta en plataformas como Uber, Didi o Rappi. En personas como él está pensada una iniciativa de ley que busca regular a trabajadores por aplicación pues, a la fecha, no cuentan con prestaciones como seguro médico, facilidades para el ahorro, derecho a utilidades o acceso a créditos de vivienda.

Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro
La iniciativa fue presentada el 16 de octubre pasado en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum por Marath Bolaños, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Con ella se pretende subsanar la precariedad laboral que el trabajo por aplicación ha generado como parte de su modelo de negocio.
Carlos Cuéllar, que hoy en día trabaja para Didi, observa la iniciativa como un avance positivo para su calidad de vida: una retribución digna para una jornada laboral que, en su caso, llega hasta las doce horas por día y en la que la gasolina, las reparaciones y los gastos médicos los tiene que poner de su bolsa.
Pero no todos piensan como él.
Obrero de una app
“Salgo a trabajar a la moto desde las 6 am, termino a las 9 más o menos. Paro, descanso un poco para desayunar y darme un baño. Me salgo otra vez a las 12 del día, le paro a las 2 de la tarde; a las 5 empieza otro ‘bono’ y de ahí no paro hasta la medianoche”. Así sintetiza Carlos su rutina de lunes, martes y miércoles.
Vestido con una sudadera de la banda de rock Scorpions y con una cachucha del club América, narra su día a día en entrevista con Fábrica de Periodismo desde la fonda que su familia atiende en Atizapán de Zaragoza, Estado de México.
Un ‘bono’ como lo define Carlos es un incentivo de la app: “Te bonifica parte de lo que cobras. No sé, si hiciste doce viajes de 6:00 a 12:00 y tu hiciste 400 pesos, ellos te bonifican un 20, 30 o hasta 60% completando los viajes que te marca en cierto horario”.

Foto: Juan Gómez.
Para el motociclista, las doce horas que trabaja en un día representan un ingreso adicional al del negocio que atiende el resto de la semana: una taquería. Aunque hay momentos en los que la demanda baja o los viajes no son realmente redituables: por ejemplo, hace unos días tuvo un traslado de 43 minutos, de Tlalnepantla a Nicolás Romero, por el que cobró apenas 68 pesos.
Pese a la extensa jornada –siempre impredecible en cuanto a disponibilidad y demanda–, Carlos se siente satisfecho con las apps en las que ha trabajado. Pero, en efecto, le preocupan los cambios que promete la nueva iniciativa.
Regulación: celebrada por un lado, rechazada por el otro
La medida prevé un programa piloto de seguridad social con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el derecho a créditos del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), derecho a utilidades y, sobretodo, la flexibilidad en los tiempos que los trabajadores dedican a las plataformas.
Sin embargo, esta iniciativa ha dejado posturas encontradas entre organizaciones de trabajadores de aplicación.
Mientras el sindicato Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA) ha celebrado la reforma, calificándola como “una victoria significativa”, la agrupación Repartidores Unidos de México (RUM) la ha rechazado de forma tajante por considerar que la reforma subordina a los trabajadores a las empresas, lo cual no debería suceder.
En entrevista con este medio, Ricardo Martínez, asesor de políticas en la organización Ni un repartidor menos (que forma parte de RUM), sostiene que la reforma impactaría a aquellos trabajadores que le dedican a las apps unas cuantas horas al día: madres solteras, personas dedicadas a tareas de cuidados o estudiantes universitarios.
La organización civil, fundada tras la muerte del repartidor José Manuel Matías Flores –arrollado por un tráiler el 27 de noviembre de 2018–, mantiene otra postura: las personas repartidoras perderían la libertad de elegir qué tiempos y en qué plataformas trabajarían, pues estarían sujetos a un esquema de horas mínimas para “rascar algún derecho”.
“Hay cosas muy desdibujadas que afectan a todos y que solo entorpecerían la aplicación de la ley (…) ¿Cómo va a aceptar el seguro social a más trabajadores en un sistema que ya está colapsado?”, cuestiona Martínez, egresado de la carrera de Política y Gestion Social, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.
Mientras que Sergio Guerrero, secretario general de la UNTA celebra la reforma como el reconocimiento de la relación laboral por parte de las empresas.
“El modelo de negocios está pensado para no reconocer a sus trabajadores y operar con un costo laboral igual a cero. Tendrá que cambiar este modelo de negocio: (las plataformas) tendrán que adaptar las finanzas corporativas a una regulación que va a ocurrir”, señala Guerrero, quien es economista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Foto: Victoria Valtierra, Cuartoscuro
Y aunque UNTA ha reconocido públicamente la reforma, también observa la falta de claridad en el acceso a los derechos para personas que no cumplan con el salario mínimo diario; además, busca que el tiempo de conexión (aquel en el que un chofer o repartidor espera viajes) sea considerado como tiempo efectivo de trabajo, apunta en entrevista.
Ambas organizaciones, confrontadas por el tema de la subordinación, han cruzado señalamientos: NURM señala que la UNTA es un sindicato apoyado por organizaciones como el Solidarity Center, que se mantiene cercano al gobierno de Morena y que persigue sus propios intereses; UNTA sostiene que la organización NURM está vinculado a la oposición política, como al partido Movimiento Ciudadano.
Trabajadores por aplicación: un limbo laboral
“Siempre va a haber dos posturas. Esto se debe de tratar de unión, de echarnos la mano entre trabajadores, entre repartidores de aplicación”, opina Carlos Cuéllar, el joven que transporta pasajeros en motocicleta por las avenidas de la zona norte del Estado de México. En las organizaciones hay disputas, es lo normal y es sano hasta cierto punto.
Tanto Ricardo como Sergio trabajaron para apps de reparto de alimentos en sus etapas universitarias; en lo que coinciden es en la precariedad y el peligro vial que enfrentan quienes llevan una mochila o a pasajeros.
Carlos intentó un tiempo trabajar como repartidor de comida; no duró: “Hay veces en que los restaurantes no se ponen del lado del repartidor. Trabajé como una semana y no me gustó. Nada más brinqué: de comida a pasajeros”.
En su familia nadie cuenta con seguro médico, todos se dedican a oficios o negocios independientes, su posible incorporación mediante la ley le quitaría un peso de encima en cuanto a su seguridad. Recuerda el caso de su sobrino, quien se accidentó en Cuautitlán Izcalli: “Llevaba un pedido y salió volando: se rompió la muñeca, la clavícula, tres dedos. Tuvo que desembolsar de su dinero para las curaciones”.

Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro
El joven vive en casa de su suegro, junto a su esposa e hijo. Ella atiende una fonda y él alterna entre el trabajo en Didi y la taquería. Se cooperan para los gastos del hogar pero el acceso a una vivienda propia es por el momento una imposibilidad. Sería un alivio poder acceder a una casa propia mediante un crédito adecuado a sus posibilidades.
En este contexto, Carlos procura tener un ahorro diario de 100 o 150 pesos. Un “colchoncito” en caso de que se necesiten refacciones, en emergencias médicas o días en los que se convierta en una urgencia.
Lo que al joven motociclista le gusta del trabajo por aplicación es precisamente esa flexibilidad que le otorga el esquema: el mito de ser “dueño de su propio tiempo”. Él, sin embargo, está a favor de la regularización en la ley. Quiere saber qué significa tener esos derechos que por años las plataformas le han negado a miles de trabajadores.