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«Es terrible tener que enseñar a niños de seis años a defenderse de un abuso sexual»

Alana Simoes, documentalista

«Es terrible tener que enseñar a niños de seis años a defenderse de un abuso sexual»

Alana Simões decidió que dedicaría su vida al cine después de los 15 años, tras sentir esa “pasión de entrar al encuentro humano a través de la cámara”. Películas como Delicatessen (1991) o La historia sin fin (1984) le mostraron el poder que existe entre una película y una espectadora. El cine la cimbró desde niña.


Y las infancias son un tema recurrente en su obra. En La falla (2025), su segundo documental en el que aborda a la niñez, se centra en la interacción entre Celeste, una maestra normalista, y sus alumnos de entre seis y siete años en una escuela pública de Acatic, Jalisco. Una escuela que muestra el panorama del sistema educativo desde lo particular.

La Falla documenta 23 días de septiembre en la vida de Celeste Limón, una joven egresada de la Normal de Atequiza, quien anuncia a su grupo que dejará de ser su maestra. El mes patrio en un salón de clases funciona como retrato del país: lecciones sobre los Niños Héroes, la Independencia, las fallas tectónicas (en la víspera del 19 septiembre) pero, también, enseñanzas sobre roles de género, familias diversas, prevención de abusos sexuales y hasta simulacros no solo ante terremotos, sino también ante balaceras. 

El largometraje, estrenado el 15 de mayo pasado (el Día del Maestro), está nominado a los Premios Ariel 2025 en la categoría de Mejor Documental, cuya ceremonia de premiación será este sábado 20 de septiembre. Sobre la cinta y su experiencia como cineasta, Alana Simões reflexiona en entrevista con Fábrica de Periodismo.


Nacida en São Paulo, Brasil, en 1979, Alana Simões tiene nacionalidad mexicana y actualmente es coordinadora de la carrera de Comunicación y Artes Audiovisuales en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la universidad jesuita de Guadalajara. Además, es socia de la productora Cinematrópodos, con la cual también filmó el documental Mi hermano (2018), que aborda la adopción, y con quien también presenta ahora La falla (2025), ambas cintas protagonizadas por niñas y niños.

—¿Cuál es la principal diferencia entre cómo narran los adultos y cómo narran las infancias?
—Algo que percibo es que los niños narran sin filtros, sin etiquetas, sin preconceptos. Entonces, logran transmitir los contextos, los entornos. No están diseñando sus discursos y eso los hace mucho más puros. 

Alana Simoes, cineasta y académica. Fotografía: Girls at Films.

—Y justo les das una camarita a estos niños y ellos van grabando la despedida a su maestra. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Ellos graban desde un lugar muy espontáneo. Se iban obviamente a los bichitos, a las nubes… Fue muy lindo. Fue dejarlos tocar todo y tener su propia cámara. 

Nosotros los mirábamos y ellos nos miraban. fue una tarea de horizontalidad: todos teníamos cámaras y nos mirábamos a través de ellas.

—¿Cómo fue el acercamiento a la comunidad de Acatic en Jalisco? ¿Cómo se forman lazos de confianza con mamás, papás, autoridades educativas?
—Filmar niños y niñas tiene que ver con convivir mucho con sus entornos, no es una tarea rápida.  Con estas mamás, me reuní durante seis meses para hablar de la película, para dar muchísima información que les permitiera entender qué es un rodaje y qué vamos a explorar.

El lazo de confianza fue explicarles qué queríamos con esto. No era señalar a ninguna instancia ni a nadie, sino hacer un señalamiento colectivo. Preguntarnos y repensar qué es lo que lo que queremos para las infancias. Y nos funcionó muy bien. 


El documental impacta por sus escenas: desde un niño que habla sin filtros sobre consumo de drogas y “matar niñas”, o pequeños que hablan sobre familias no tradicionales, papás que migran a Estados Unidos; un simulacro en caso de balacera y una lección sobre el semáforo del cuerpo, una herramienta didáctica desarrollada por la profesora Celeste para indicarle a sus alumnos que no deben ser tocados por adultos en partes íntimas. 

“En México tenemos el lugar número uno en abuso sexual infantil y es algo que no se habla. Ahora se está empezando a hablar. Qué triste, qué terrible tener que enseñarle a niños de seis años que se defiendan tanto de abuso sexual como de una balacera. Eso habla del país y del mundo en el que estamos, pero, por otro lado, tenemos que darles herramientas porque es necesario; es incómodo, pero necesario”.

Simões resalta la labor de la maestra: “Ella hace tiempo había generado esta dinámica del semáforo justo para hablar de esos límites. Me pareció extraordinario y le pedí que lo hiciéramos para la película; siento que la maestra Celeste tiene de forma intuitiva, porque es muy joven, tiene el tono adecuado”. 

Escena sobre las partes íntimas y el semáforo de prevención de abuso.
Fotograma del documental La falla (2025).

—Septiembre está marcado por el aniversario de dos terremotos, de ahí viene el título por las fallas tectónicas. En este caso, ¿cuál es la falla? 
—Fallamos todos como parte de un sistema. El sistema educativo no tiene que ver sólo con la escuela o con la familia, sino con toda la sociedad. La falla a veces es lanzarnos responsabilidades unos a otros; echamos la bolita, en vez de asumir que este engranaje tiene que ver con muchas partes y que al ser todos parte tenemos responsabilidad. Los chiquillos escuchan cosas no solo en la escuela, en su casa, también en la calle. Y ahí estamos todos”. 

La Falla documental
Maestra Celeste en una clase sobre las fallas tectónicas y los sismos.
Fotograma: documental La falla (2025).

—Las niñas y niños que retratas en La falla tienen entre seis y siete años. ¿Tienes un mensaje para la Alana de seis años?
—Sí, una de las cosas que más me llevan a hacer películas sobre niños es mi propia niña. Yo sentía que tenía muchas cosas en la cabeza que no entendía y que me aturdían. Me hubiera gustado darle a esa niña más herramientas.

Siento que nos falta en las escuelas hablar más de temas emocionales. Afortunadamente, tuve una mamá terapeuta que me brindó ese espacio, pero afuera no necesariamente es así. Ese es el mensaje que yo daría: saber que así como es importante aprender matemáticas, es importante aprender y dar herramientas a cómo frustrarnos, cómo manejar todo aquello que nos ocurre.

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Por: Juan Gómez

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