El regreso del gigante
El bisonte americano reconquista el desierto de Coahuila tras un siglo de ausencia
Con una ceremonia Ndé, regresaron 44 bisontes a Cuatro Ciénegas. Es la tercera manada de conservación en México para recuperar el ecosistema.
La ceremonia fue sencilla. Bajo el cielo del desierto de Cuatro Ciénegas, Coahuila, Juan Luis Longb Granados, líder de la Nación Ndé, guió una plegaria de bienvenida. No estaba dirigida a seres humanos a para 44 nuevos habitantes que llegaban tras un largo viaje por carretera: una manada de bisontes americanos (Bison bison). El pasado 26 de noviembre, estos gigantes, extintos en la región desde hace más de un siglo, pisaron nuevamente la tierra de sus ancestros, marcando un hito en la conservación mexicana.
El viaje de los animales comenzó en el Rancho El Uno, ubicado en la Reserva de la Biosfera de Janos, Chihuahua. A bordo de un tráiler equipado con una jaula ganadera, los 44 ejemplares (38 hembras y seis machos) recorrieron cientos de kilómetros durante la noche. Salieron el martes por la mañana y llegaron a su destino el miércoles casi al amanecer. Se les unieron tres bisontes donados previamente por el Museo del Desierto de Saltillo, que ya se aclimataban en el lugar.

Foto: Fundación Pro Cuatrociénagas
El recibimiento no fue solo logístico, sino espiritual y cultural. Para la Nación Ndé, pueblo originario de la región, el bisonte, o Iyané, es un elemento fundamental de su cosmovisión. “El regreso del bisonte no solo es un logro ecológico; reconecta a la Nación Ndé con un hermano que forma parte de nuestra identidad, espiritualidad y memoria colectiva”, explicó Longoria Granados, quien también es Director de Cultura de la Fundación Pro Cuatrociénegas, impulsora del proyecto. Su ceremonia buscó bendecir a la manada y agradecer su regreso.
Este reencuentro cierra un capítulo trágico de la historia local. La ausencia del bisonte se debió al impacto humano entre finales del siglo XIX y buena parte del XX. La cacería excesiva, la expansión de la agricultura y la ganadería, y la pérdida de hábitat redujeron drásticamente sus poblaciones hasta borrarlas del mapa de la región. En México, la especie fue declarada extinta en vida silvestre por más de cien años.
Sin embargo, su regreso no es un acto nostálgico, sino una herramienta de restauración activa. Los conservacionistas destacan que el bisonte es un “ingeniero de ecosistema”. Su comportamiento natural —el pastoreo, sus pisadas, su estiércol— cumple funciones irreemplazables. Al consumir pasto seco, los bicontes reducen el material combustible y actúan como barrera contra incendios forestales. Sus pisadas compactan la tierra y crean microcuencas que retienen la humedad, mejorando la infiltración del agua de lluvia, crucial para recargar el acuífero de Cuatro Ciénegas. Además, fertilizan el suelo y promueven la diversidad de la flora.
“No se trata solo de traer un animal carismático. Se trata de recuperar funciones ecosistémicas críticas que ninguna otra especie puede realizar”, afirmó Gerardo Ruiz Smith, director de la Fundación Pro Cuatrociénegas. El proyecto es un esfuerzo coordinado con el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, la organización Cuenca Los Ojos A.C. y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).

El nuevo hogar de la manada de bisontes es la Reserva Ecológica “El Santuario”, una área de 3 mil 700 hectáreas ubicada en la Sierra de Menchaca, a 10 kilómetros del pueblo mágico de Cuatro Ciénegas. Este sitio, que durante décadas fue un rancho ganadero con problemas de sobrepastoreo y erosión, busca regenerarse justamente a través del impacto controlado de los bisontes. El Santuario también alberga otras especies nativas como oso negro, puma, venado bura, zorrita del desierto y pecarí de collar.
La iniciativa mira al futuro con un modelo pionero: el turismo regenerativo. A diferencia del ecoturismo convencional, este modelo busca que la actividad de los visitantes contribuya directamente a la restauración del lugar. Se espera que antes de que termine 2025 se realicen visitas guiadas donde el público pueda observar a los bisontes en libertad, aprendiendo sobre su rol ecológico y la cultura Ndé. Los ingresos se reinvertirán en la conservación del área.
Este grupo de 44 ejemplares representa la tercera manada de conservación establecida en México, después de las de Janos y la Reserva El Carmen. Su llegada simboliza una apuesta por reparar el daño ambiental y honrar un vínculo biocultural roto hace generaciones.




