Algunos dormidos, otros ya en el trabajo y unos más en la ruta hacia sus escuelas o sus actividades cotidianas, los habitantes de la Ciudad de México se sacudieron cuando el reloj marcaba las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985.
Un terremoto de 8.1 grados en la escala Richter golpeó con una violencia inusitada a la capital del país y por minutos, que luego se transformaron en horas, días y meses, mantuvo aturdidos a los capitalinos.
No pasaría demasiado tiempo pàra que todos empezáramos a entender que ese no había sido un sismo más, que los movimientos trepidatorios habían herido el corazón del país. Bastarían unos cuantos minutos para que los capitalinos nos diéramos cuenta de que el terremoto nos cambiaría para siempre.
El día iniciaba, pero, literal y simbólicamente, pronto se oscureció ante la enorme cantidad de edificios y casas dañadas, ante el inimaginable número de muertos que provocaría la sacudida de la tierra en la capital. Las escenas que pronto descubriríamos nos dejarían azorados. En cuestión de horas, el panorama se haría cada vez más aterrador.
Edificios representativos de aquella época, como el Hotel Regis y el Hospital Juárez, el edificio Nuevo León de Tlatelolco, las antenas de Televisa, así como miles de casas y vecindades se colapsaron o quedaron inhabitables, dejando así una estela de varios miles de muertos.
Apenas 43 minutos después de la brutal sacudida, el periodista Jacobo Zabludovsky comenzó a las 8:03 de la mañana una transmisión en vivo, una transmisión que en aquel entonces, hace 40 años, resultaba una proeza dadas las limitaciones tecnológicas de aquel entonces (era quizá uno de los pocos mexicanos que contaba con un teléfono en su automóvil, del cual no se podía despegar) y por la dimensión del desastre que fue encontrando conforme recorría las calles de la ciudad.
A medida que avanzaba de la zona de Polanco, en el poniente, hacia el centro de la ciudad, la narración del periodista cambió de tono y fue adquiriendo un tono grave y desolador en la medida en que las escenas empezaban a despedir tristeza, dolor, muerte y destrucción.
El movimiento sísmico dejó más de 30 mil heridos, 150 mil damnificados, 30 mil viviendas destruidas y más de 60 mil con graves daños cuantificados en 4 mil 100 millones de dólares. La cifra oficial fue de 6 mil muertos, pero estimaciones independientes la sitúan en al menos 10 mil.
Una de las grandes crónicas periodísticas en vivo realizadas en el siglo pasado, la de Zabludovsky es considerada un momento cumbre de la cobertura en medios electrónicos de un desastre natural.
Al final, sus palabras quedaron marcada por la desolación causada por el terremoto del 19 de septiembre de 1985: “Tengo la tristeza de decir que estoy en presencia de uno de los más grandes desastres que he visto en la historia de la Ciudad de México desde que nací en ella.”
A 40 años del terremoto del 19 de septiembre de 1985, recuperamos este programa especial transmitido por Televisa en el décimo aniversario del terremoto. Como explica el propio Zabludovsky, a la transmisión en vivo para la XEW, se le incoporaron posteriormente las imágenes que se grabaron el día en que ocurrió el sismo: