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El desalojo de la Noche Triste
Foto: Carlos Acuña
Ciudad de México

El desalojo de la Noche Triste

Publicado el 4 de octubre 2025
  • Ciudad de México

Un violento desalojo más en la Ciudad de México, ahora en el zona de Popotla, dejó a ocho familias en la calle. Policías encapuchados resguardaron a los cargadores y golpeadores armados que ejecutaron el operativo para expulsar ilegalmente de sus casas a personas de la tercera edad.

* * *

Gloria Dorador Martínez tiene 68 años y está desesperada. Cuenta que la mañana del jueves 2 de octubre un hombre le puso una pistola a centímetros de su cabeza para obligarla a dejar su casa ubicada en Mar Blanco, número 102, colonia Popotla. 

–Te vas a ir –le dijo uno de los sujetos que llegaron desde las nueve de la mañana a desalojar a todos los vecinos. 
–No me voy ni por las buenas ni por las malas: esta es mi casa.

El hombre desenfundó entonces y le apuntó a la cabeza.

–Pues entonces te van a encontrar con una bala en la cabeza. 

Tiene al menos medio siglo viviendo en este predio, junto a otras ocho familias. De acuerdo a los vecinos, se trata de un terreno intestado: el dueño murió hace décadas y aunque en algún momento intentaron tramitar la prescripción positiva del inmueble  –con la cual podrían haber adquirido la propiedad luego de pagar por años todos los servicios y el impuesto predial–, pero no lo lograron: organizarse entre vecinos era complicado tanto como los laberintos burocráticos. 

Gloria Dorador Martínez
Gloria Dorador Martínez , una de las víctimas del desalojo de la colonia Popotla, presume ser nieta de Silvestre Dorador Menchaca, un revolucionario constituyente que pensó en la vivienda como un derecho vital para los trabajadores. Foto: Carlos Acuña

Lo ocurrido en la colonia Popotla no fue un desalojo regular. Unos 20 policías sin identificar –no había patrullas a la vista y usaban capuchas para cubrir sus rostros– resguardaron a un ejército de cargadores y golpeadores que rompieron con mazos las puertas de las viviendas y de un local que era usado para reuniones de Alcohólicos Anónimos. La mayoría de los habitantes del predio eran personas de la tercera edad: golpearon a varios, otros terminaron en el hospital porque les privaron de sus tanques oxígeno, asesinaron a un perro de compañía.

La tarde de ayer, viernes, Gloria y su nieto Santiago bloquearon la avenida México Tacuba, acompañados de integrantes del Frente Antigentrificación. Al fondo podía verse el ahuehuete de la Noche Triste, donde alguna vez lloró Hernán Cortés tras su derrota y huida de Tenochtitlán: el mismo árbol que en 2021 fue rebautizado como el Árbol de la Noche Victoriosa por la entonces jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.

En la biografía de la señora Gloria resalta otro detalle histórico: ella presume ser bisnieta de Silvestre Dorador Minchaca, diputado constituyente de 1917 y coautor de los artículos 27 y 123, que defienden los derechos de los trabajadores y la propiedad de la tierra. Antes de unirse a la revolución maderista, Silvestre promovía las sociedades mutualistas de trabajadores y cuando llegó a ser presidente municipal de Durango, en 1912, promovió la fundación de la primera Colonia Obrera del país, algo que después se replicaría en otras ciudades de México. 

Gloria, viuda desde hace 10 años, se aferra al orgullo de esa historia y de la sangre que costaron los derechos ganados.

–Es triste ver que las leyes que él escribió están siendo pisoteadas así –dice y después advierte–. ¡Yo voté por Clara Brugada! ¡Yo confío en Claudia! ¿Qué está pasando en esta ciudad? ¿Por qué nos tratan así? 

Desalojo Popotla
Restos del desalojo en la calle Mar Blanco, colonia Popotla. Foto: Carlos Acuña

“Ni uno más, ni uno más, ni un desalojado más”

Los desalojos forzados son una escena cotidiana en la capital. No siempre se ejecutan por la falta de pago de alquiler. Muchas veces representan la fase final de complejos fraudes inmobiliarios.  Las mafias –en las que pueden participar notarios, actuarios, jueces y otros actores públicos– seleccionan inmuebles vulnerables: propiedades con dueños de la tercera edad, aislados, con discapacidad o escasos recursos; o bien, con títulos en disputa o herencias sin resolver.

Los datos muestran un aumento desproporcionado de requerimientos de desalojos. En 2022 hubo casi 4 mil en la Ciudad de México, aunque los elementos de seguridad pública sólo acudieron a poco más de mil. Un año antes, se presentaron 2 mil 900 solicitudes de desalojo. 

Hace poco más de un mes se registró un desalojo masivo en la calle Tonalá de la Colonia Roma y otro más en la calle República de Cuba, en donde más de 20 familias continúan en campamento.  En el caso del desalojo en Popotla, se trata de un predio que atravesaba toda una cuadra –desde la calle Mar Blanco hasta Instituto de Higiene–: más de mil 300 metros cuadrados, con un enorme árbol en un jardín interno. Un tesoro codiciado en una alcaldía donde el metro cuadrado de suelo se cotiza en unos 66 mil pesos en promedio.

Además, este desalojo realizado con lujo de violencia extrema, sin notificación previa y sin ofrecerles a los vecinos el derecho a defenderse sucede un mes después de que Clara Brugada anunciara que su equipo preparaba ya un protocolo para evitar desalojos ilegales y violentos, mismo que no ha sido presentado.

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–Me robaron toda mi herramienta –dice Arturo, un vecino que tenía un taller mecánico en el mismo predio–. Me robaron pantallas, dinero. A mis sobrinos los amenazaron de muerte. A mi vecino, José Luis, lo golpearon con una pala y luego le dejaron caer un mueble encima: sigue en el hospital.

Es difícil determinar el número de agresores que fueron contratados para saquear, amenazar y violentar a los vecinos: algunos dicen que fueron 60, otros 100, más de 200. Un hormiguero de personas que entró a robar televisiones, joyas, celulares, echarlo todo en una camioneta y llevárselo. “Esa era su paga”, cuenta Gloria Dorador. “Lo demás lo dejaron botado en la calle”. No sólo eso: había personas que parecían seguir la orden de rastrear de inmediato papelería y documentos oficiales que pudieran servir a los vecinos para defenderse. 

El desalojo de la noche triste

Otro de los desalojados es Raúl Alejandro Reguera López: dentista de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Se encontraba en el trabajo cuando su madre lo enteró por teléfono de lo que ocurría. Encontró dientes, placas dentales, alicates y todo el equipo de su consultorio en la calle, todo revuelto con las pertenencias de sus vecinos.

–Yo vivo aquí desde hace 25 años, pero tengo toda la vida en esta colonia. Siempre ha sido una colonia popular. Yo no me explico lo que pasó.

Raúl Alejandro Reguera, Popotla
Raúl Alejandro Reguera Lópe, dentista de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, otra víctima del desalojo en la colonia Popotla. Foto: Carlos Acuña

El día de ayer, Reguera llegó cuando la señora Gloria Dorador llevaba ya una media hora bloqueando sola la Avenida México-Tacuba. Llegó en bicicleta con una sudadera de Metallica y la incredulidad todavía encima.

–Nunca se nos llamó a juicio, nunca se nos avisó de nada, sólo llegaron a golpear, a amenazar. Esto no fue un asunto de un propietario que expulsara a los inquilinos, porque el predio estaba intestado. Esto fue un asunto de cárteles. El famoso cártel inmobiliario. Ayer vimos que hay encapuchados en la azotea.

La señora Gloria Dorador Martínez es la única que no fue desalojada de su casa. A pesar de las amenazas, a pesar de la pistola que pusieron a centímetros de su cabeza, logró comprar algo de tiempo: dijo que no se iba a mover, argumentó que ella era una persona de la tercera edad y recordó, para sus adentros, a su abuelo Silvestre Dorador Minchaca: el revolucionario constituyente que peleó por el derecho a la vivienda obrera y por los derechos de los trabajadores.

¿A dónde querían que se fuera? ¿Cómo iba a pagar una renta de otro espacio si, además, los golpeadores le robaron sus ahorros y el dinero de su pensión? Una presunta actuaria intentó obligarla a firmar un documento escrito a mano en donde se comprometía a abandonar el inmueble este sábado. “Si no es por las buenas será por las malas… te vamos a dar crán”, la amenazaron cuando se negó.

Desalojo Popotla
Gloria y su nieto, Santiago, bloqueando la avenida México Tacuba un día después del desalojo en Popotla. Foto: Carlos Acuña

Dice que intentó levantar un acta de los hechos en la Agencia #9 del Ministerio Público, pero los agentes argumentaron que no era de su competencia y la dirigieron a la Fiscalía General de Justicia de la CDMX.   

Su casa en Mar Blanco 102 queda a unos pocos pasos de la Plaza de la Noche Victoriosa. Aunque el nombre de la plaza ha cambiado, la señalética de las calles aún indica el antiguo nombre con que era conocida: Calle de la Noche Triste. 

A los pies del ahuehuete, Gloria no puede evitar llorar. Tiene 68 años y sus manos le tiemblan del miedo, de los nervios, del estrés. Amenazaron con matarla, le robaron su dinero y la echaron de su casa, se burlaron de su edad, la golpearon y golpearon a su hija. Aún así, no piensa quedarse callada: lo que ocurrió fue una injusticia. Y a ella le enseñaron, desde niña, a no callarse ni a hacerse a un lado. 

Por eso está ahora allí: en mitad de la avenida, abrazada de su nieto, gritando: “¡Ni uno más, ni uno más, ni un desalojado más!”.

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Por Carlos Acuña

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