Detienen a presunto autor material del asesinato del sacerdote Marcelo Pérez en Chiapas
Fue detenido uno de los presuntos asesinos del sacerdote Marcelo Pérez en Chiapas, la FGR atrajo el caso y colabora en la investigación.
El presunto autor material del homicidio del padre Marcelo Pérez Pérez fue detenido ayer, martes 22 de octubre, en San Cristóbal, Chiapas. Rutilio Escandón Cadena, gobernador del estado, informó a través de sus redes sociales de la aprehensión del hombre identificado como Edgar “N”, alias Scrapy.
De acuerdo a la versión de la Fiscalía General del Estado de Chiapas (FGE), el todavía presunto homicida fue detenido luego de revisar el sistema de cámaras de videovigilancia C5 y el desahogo de declaraciones testimoniales coordinados por el área de inteligencia y de investigación de campo de la fiscalía. Una vez que el juez de control emitió la orden de aprehensión correspondiente, agentes de la fiscalía implementaron un operativo en el Mercadito 2, en la calle General Utrilla, cerca del centro histórico de San Cristóbal de las Casas, para aprehender al sospechoso.
El asesinato del párroco de origen tzotzil Marcelo Péres ocurrió la mañana del domingo, luego de terminara de oficiar misa en el barrio de Cuxtitali, en el mismo San Cristóbal de las Casas. Salió de la parroquia, cargando una bolsa roja, y se dirigió a su camioneta. Apenas abordó, un sujeto armado se acercó al vehículo y disparó doce veces contra él. Según algunos testigos, el sicario huyó de la escena del crimen a bordo de una motocicleta manejada por un cómplice.

Actualmente, la FGE asegura que la investigación para identificar a este segundo responsable y a más probables involucrados continúa activa.
Este martes por la mañana, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció en su conferencia diaria que la Fiscalía General de la República había atraído ya la investigación. Ahora, ya con un detenido, la fiscalía federal deberá coordinarse con las autoridades de Chiapas para coadyuvar en la investigación. Además, según informó la mandataria este miércoles, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) Omar García Harfuch mantendrá comunicación permanente con las dependencias estatales y con la comunidad eclesiástica.
El religioso contaba con una orden de protección de la Comisión Interamericana de Derechos humanos (CIDH) debido a que había sido amedrentado desde hace casi una década, sin embargo, no confiaba en mantener cerca de su persona custodios armados, por lo que prefería estar solo, “bajo el cuidado de Dios”, a pesar de las múltiples amenazas que había recibido durante la última década.
Advertencias y amenazas
Hijo de campesinos tzotziles, el sacerdote Marcelo Pérez era una de las caras más visibles de la comunidad creyente en Chiapas y uno de los muchos herederos de la Teología de la Liberación, una corriente católica que, en Chiapas mantiene un importante trabajo desde la Diócesis de San Cristóbal de las Casas en la atención a las demandas y necesidades de los pueblos indígenas, la población más pobre del estado, y a favor de la paz a través de labores de mediación en grandes conflictos sociales. Así fue en el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994 y, más recientemente, en el conflicto entre grupos armados y autodefensas en la comunidad de Pantelhó y en otras zonas de los Altos de Chiapas, un conflicto en el que el padre Marcelo trabajó directamente y que le valió ser criminalizado por la fiscalía local.
Marcelo Pérez solía manifestarse usando una playera de Monseñor Romero, el arzobispo de la ciudad de San Salvador que fue canonizado en 2018 y quien, en vida, entendió su labor religiosa como una defensa de los derechos humanos y una forma de visibilizar la violencia política en su país, El Salvador. Al igual que Marcelo Pérez, el arzobispo Óscar Arnulfo Romero fue asesinado en 1980.
Desde hace años, Marcelo Pérez había advertido a los medios que recibía todo tipo de amenazas por su trabajo en Chiapas. Llamadas telefónicas que le aseguraban que existía un precio por su cabeza de hasta un millón de pesos, por ejemplo. Hace unos años, cuando era párroco en la comunidad de Simojovel, denunció la colusión de políticos locales con la venta de drogas y trata de personas en varias cantinas de la localidad, lo cual le valió que introdujeran espías en su equipo parroquial y grupos de pistoleros que lo amedrentaban.

Después de Simojovel fue trasladado a una parroquia en Chenalhó, también en la región de Los Altos. Allí estuvo una década y trabajó, sobre todo, con los sobrevivientes de la masacre de Acteal, perpetrada por paramilitares en 1997. “Me ha tocado la dicha de caminar con los pueblos, de conectar mi corazón con el corazón, y esos gracias a los hermanos sobrevivientes de Acteal (…). Aprendí mucho de allí, allí está la vivencia de la palabra de Dios, el espíritu de los profetas está en Acteal”.
En los últimos años, los miles de desplazados por la violencia armada en distintos puntos de Chiapas, el reclutamiento forzado de jóvenes por parte de grupos criminales, el hostigamiento a comunidades zapatistas y otros episodios lo habían llevado a figurar como uno de los hombres de la iglesia en donde se articulaban distintos esfuerzos para convocar a la paz.
“Chiapas es una bomba de tiempo”, le dijo el 2 de agosto pasado al periodista Isaí Flores. “Siento un mandato divino de defender la vida, a como de lugar. Si yo tengo mi vida por defender mi vida yo estoy dispuesto”.
Recientemente encabezó una marcha que convocó a las tres distintas diócesis de Chiapas para visibilizar la emergencia de seguridad que atraviesa el estado en donde la instalación de cuarteles del Ejército y la alta presencia de la Guardia Nacional no impide que los grupos criminales se disputen a fuego las rutas de trasiego de droga, el contrabando de armas, el tráfico o el secuestro de migrantes, la trata de mujeres y otros negocios ilícitos.
“Si no se toman medidas contundentes desde el gobierno y desde los pueblos, Chiapas va a estar sometido y esclavizado por el crimen organizado”, sentenció.
“Palabra de profeta“
Como es natural, el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez ha convocado a la indignación de toda la comunidad creyente en Chiapas y de un buen número de organizaciones nacionales e internacionales, incluida la Oficina para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU-DH): “El asesinato del padre Marcelo es absolutamente inaceptable. Su labor era ampliamente reconocida por los pueblos indígenas en Chiapas, y también a nivel internacional, dijo el representante adjunto en México del mencionado organismo.
Otras organizaciones civiles, como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de la Casas, fundado por el obispo Samuel Ruiz y hoy dirigido por el obispo emérito Raúl Vera, insisten en que en Chiapas existe una suerte de guerra civil, un “conflicto armado no reconocido”. La misma Diócesis de San Cristóbal, en un comunicado, llamó con urgencia al “desarme, desmantelamiento y desarticulación de los grupos criminales que imperan en la entidad y sus redes aliadas nacionales e internacionales, interesadas en el despojo y el control territorial”.

Foto: Isabel Mateos, Cuartoscuro


Este martes, Raúl Vera López ofreció una misa de cuerpo presente para despedir al sacerdote asesinado en el templo de San Andrés Larráinzar. Según medio locales, unas dos mil 500 personas acudieron al evento.
“Marcelo cuidaba especialmente de los más pobres, de los más débiles, de los más desprotegidos y los cuidaba de la gente abusiva, de la gente poderosa, de la gente que se siente dueña de la sociedad y de la tierra y que no le importa dañar a su prójimo (…) Eso es la consecuencia que él pago”.
La misa se desarrolló más o menos a la misma hora en que elementos de la Fiscalía de Justicia de Chiapas detenían en un operativo a Edgar N, alias Scrapy, el presunto autor material del homicidio del párroco.
“¿Qué es lo que no les gustó a quienes lo mandaron a matar?”, preguntó el obispo Vera. “Porque la persona que lo mató, solamente lo mató por paga, pero los verdaderos asesinos son los que se molestaban porque había un profeta en medio de ellos que los derrumbaba, los descobijaba y les bloqueaba sus abusos. Por eso lo mataron: por su palabra de profeta, que es la Palabra de Dios”.